El Cazador de las nieves (Ruwigetta)

》Capítulo 25《

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Narrador Pov:

Había pasado una semana desde que fueron llevados con los héroes de Karmaland. En estos momento, Rubius, Mangel y Luzu, aún se encontraban en la misma sala médica charlando y pasando el tiempo. Mientras compartían el relato de una de sus misiones, la puerta fue tocada y, de ella, una chica de marrones cabellos y ojos azules junto con el uniforme de enfermería entró siendo acompañada por una mujer alta, con pelo rubio, con el uniforme de una cazadora de demonios y un abrigo blanco con pequeños detalles en dorado.

—Oh, Alexa, Akira, muchas gracias querida— el doctor le sonrió mientras tomaba la bandeja con medicina de las manos de la primera chica— ¿Serían tan amables de pasarme esas gasas y preparar otra medicinas?.

(Nota: quería hacer la de Nieves y Akira, pero cuando me dí cuenta que Nieves estaba muerta me arrepentí. Hehe...)

—Claro— los presentes veían atentos a las nuevas, nunca habían visto sus caras antes. El doctor, al ver el interés de sus pacientes, decidió explicarles.

—Ella es Alexa, una de mis mejores pupilas y ayudantes. Trabaja con nosotros desde que es, prácticamente, una niña. La jovencita que la acompaña es Akira, una cazadora como ustedes.

—Un gusto— dijo Alexa, ahora, junto con el mayor.

—Buenos días— Akira les regaló una agradable sonrisa. Todos se presentaron con ánimo y, en pocos minutos, ya estaban teniendo una agradable charla.

—¿Tendré que tomar cinco medicinas al día?— preguntó Mangel viendo la medicina en la mesita de luz al lado suyo.

—Si lo haces todos los días te curarás más rápido— dijo Alexa junto a Mangel.

—¿Cómo comeré?— se escuchaba muy desanimado.

—Tranquilo, no morirás— Akira soltó una pequeña risa.

Luego de unas horas de charla y risas, los chicos no se habian percatado que ya era de noche. El doctor, al ver esto, decidió avisarle a Rubius que ya se encontraba bien de sus lesiones, no completamente curado pero, por lo menos estaba bien. También le dijo que había una habitación desocupada para que él y su hermano compartan y, si lo deseaban, podían ir ahora. Enseguida los dos aceptaron gustosos, tomaron sus cosas y se dirigieron al lugar en donde descansarían. Cuando Luzu fue a dormir, Rubius quedó viendo la luna en la ventana de su habitación, no sabía qué más hacer. En ese momento, guió la vista a su dormido hermano.

—Encontraré una cura para tí, Luzu, lo prometo... ¡Ostia!— Rubius iba a volver a admirar la hermosa luna, pero al hacerlo dio un gran salto al divisar dos figuras a través de la ventana— ¿Qué hacen aquí? Casi me matan del susto bobos— Rubius abrió la ventana un tanto molesto. Al hacerlo, permitió entrar a Willy y Vegetta.

—Lo sentimos, Doblas— Vegetta entró en la habitación y fue junto al albino

—Solo queríamos invitarte a dar un paseo por el bosque— dijo Willy sentado en el marco de la ventana.

—Pero habrán demonios si vamos por ahí, además no estoy en condiciones de empuñar mi espada.

—No debes de preocuparte por eso. Alrededor de este lugar hay árboles de glisinas— explicó Willy sin preocupaciones.

—Así que, ¿qué te parece?, ¿nos acompañas?.

—¡Claro! Dejen me pongo el abrigo— los dos cazadores asintieron felizmente esperando a que su osito termine de ponerse dicha prenda. Al terminar de hacerlo salió por la ventana y siguió a Vegetta y Willy— Aún no puedo creer que seas un héroe, Willy, eso es alucinante— dijo Rubius mientras caminaba en medio de los cazadores, Willy solo sonrió— Y tú, Vegetoide, ¿sabías eso?.