Capítulo 37

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Capítulo 37



Pabellón del Imperio, sur de Solaris – 1.836



Las palabras de Laurent lograron despertar un auténtico huracán de opiniones y comentarios entre los presentes a excepción de Iván, Nessa e Iris, los cuales habían quedado totalmente en shock ante su ofrecimiento. Estaba mintiendo, Nessa estaba convencida. Toda aquella interpretación formaba parte de un plan magistral no solo para recuperar el control de la búsqueda, sino para alzarse como el gran salvador a ojos del Emperador. Y ya de paso, para recuperar a su hijo. Malestrom sabía que Iván se había convertido en una pieza clave en aquella aventura y ganar su apoyo le iba a abrir muchas puertas.

Era vomitivo. Nessa quiso gritar a Iván que no le creyera, que le estaba engañando, pero el magus tan solo había necesitado aquella demostración de fingido amor paternofilial para volver a caer en sus garras. Después de tantos años tratando de ser el hijo perfecto para ganarse su amor, aquella demostración de cariño no solo defendiéndolo ante Cysmeier, sino reconociéndolo como sangre de su sangre delante de todo el Alto Mando, le había hecho perder de vista la realidad.

Había vuelto a caer en sus redes... y por el modo en el que Iris le miraba, con una mezcla de fascinación y miedo, era probable que ella también. A Sebastian, sin embargo, no le engañaba. Ni a él ni al propio Gared, el cual le miraba con desprecio abiertamente. Ambos sabían qué clase de persona era Laurent Malestrom, y ni aquella puesta en escena ni su labia iba a poder cambiar su imagen.

—¡Majestad! —exclamó el Almirante, desviando la mirada hacia Lucian—. No necesitamos al maestro Malestrom para llevar a cabo la operación. Buscaremos a otro magus si es necesario, pero la decisión debe ser nuestra. ¡Toda esta operación...!

—Calma —intervino Eryn Cabal con frialdad—. Que no cunda el pánico antes de tiempo. Estamos aquí para evaluar los distintos puntos débiles de la operación, y es evidente que este es uno de ellos. —El agente desvió la mirada hacia su compañero Luther Valens e hizo un ligero ademán de cabeza—. ¿Necesitáis un magus capacitado para llevar a cabo el ritual? Nosotros nos ocupamos, no hay problema. Sin embargo, creo que no es el foro adecuado para debatirlo... —Cabal se cruzó de brazos, pensativo, e hizo un ademán de cabeza hacia Malestrom—. Yo tengo más preguntas.

Agradecido ante su intervención, pues había logrado cortar de raíz el tema, Liraes volvió a tomar asiento en la gradería al ver que Malestrom regresaba a su silla. Cysmeier, sin embargo, permaneció unos segundos más en pie, mirando con fijeza a Iris. Cuanto más la veía allí, en pie junto a sus dos compañeros, totalmente en shock ante lo que acababa de suceder, más deseaba sacarla de allí cuanto antes.

Y creía saber cómo.

—No estoy dispuesto a volver a perder a legionarios por una causa como ésta —sentenció con determinación—. Majestad, cincuenta de mis hombres murieron a bordo de la Leviatán. Sus cuerpos fueron localizados en una cala, ahorcados, y sabe el Sol Invicto qué otras atrocidades sufrieron antes de morir. ¿Y todo para qué? ¿Para buscar una leyenda que ni tan siquiera sabemos si existe? —Negó con la cabeza—. Me niego a olvidar lo que le sucedió al capitán Sertorian y su tripulación. Me niego en rotundo, y si la única forma de conseguir que esta locura no siga adelante es prohibiendo la participación de mis hombres en la travesía, que así sea.

—Legatus —respondió Lucian con dureza—, acordamos que aguardarías hasta el final de la asamblea para tomar tu decisión.

—Es cierto, es lo que acordamos, Majestad, pero tengo un mal presentimiento. Las promesas de aventuras sin fin conquistan a las almas aventureras, y más a aquellos a los creer que pueden cambiar el pasado les devuelve las ganas de vivir. —Cysmeier negó con la cabeza—. Lo lamento, compañeros, pero no se puede cambiar. Ojalá se pudiese, pero es imposible. Lo que sí que podemos cambiar, sin embargo, es el futuro, y la sombra del Rey Elberic es más alargada que nunca. ¿Cuánto tardará en atacar las fronteras de Albia? ¡De nuestra Albia! ¡El lugar de mis tropas es en el frente, no perdidos en mitad del océano!

Dioses del TiempoWhere stories live. Discover now