Capítulo 25

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Capítulo 25



Espiga Blanca, Solaris – 1.836



No podía dormir. Desde su llegada a la Espiga Blanca, Nessa apenas había logrado conciliar el sueño. Las instalaciones eran cómodas, con una pequeña habitación adjunta a la biblioteca donde una estrecha cama de colchón algo duro la esperaba cada noche. También había una cocina, pero al igual que le pasaba con el sueño, también había perdido el apetito.

Se sentía extraña. Constantemente tenía un grupo de legionarios vigilándola para que no abandonase la biblioteca, pero se había acostumbrado de tal modo a su presencia que no le molestaban. Al contrario, la hacían sentir algo menos sola. Los últimos días en la Cúpula de Estrellas habían sido especialmente duros, y Nessa sentía que aquel parón en la Espiga Blanca la estaba ayudando a recuperarse.

Claro que, por mucho que lo intentase, dudaba que jamás volviese a ser la misma.




Al amanecer del tercer día de encierro, Eryn Cabal acudió a la torre. Nessa lo vio llegar a través de la ventana de su habitación, sentada en la cama en posición de meditación. Ver el amanecer reflejado en el océano era una de las visiones más bellas que había visto jamás. A pesar de ello, la aparición del director de la Oficina de Inteligencia Imperial no ensombreció el día. Nessa esperaba su llegada, y si bien era algo más tardía de lo esperado, no le importó. Con verle, le bastaba.

—Director —saludó cuando atravesó la puerta, de pie frente a la entrada.

Eryn Cabal no se sorprendió de verla despierta tan pronto. Al igual que le había pasado a ella, él tampoco había logrado descansar aquella noche. La reunión de la operación Gaia y las posteriores horas de trabajo en la oficina le habían consumido todo el tiempo. A pesar de ello, no parecía cansado. Su condición de pretor ocultaba a la perfección un agotamiento que con un par de horas de sueño lograría erradicar fácilmente.

—Nessa —respondió él con un ligero asentimiento, y le tendió la bolsa que había traído consigo—, cámbiate de ropa y come algo rápido, nos vamos.

—¿A dónde?

—Pronto lo verás, tienes diez minutos.

Nessa agradeció poder cambiarse después de tanto tiempo. Iván le había proporcionado ropa limpia durante su estancia en la Cúpula de Estrellas, pero en ningún momento había llegado a sentirse cómoda con las túnicas de magi. El uniforme militar que le trajo Cabal, sin embargo, le traía buenos recuerdos. Era como el que solía utilizar Gladio, aunque de un tamaño muchísimo menor y sin los distintivos.

—¿Preparada? —preguntó el director al verla volver a la biblioteca cambiada.

—Preparada.

—Nos vamos entonces.

El traslado se produjo en el coche del propio Cabal, con tan solo él al volante y ella como copiloto. La ausencia de más vigilancia era significativa, aunque no sorprendente. Más allá del engaño que había implicado ocultar su identidad, el director de la Oficina de Inteligencia era perfectamente conocedor de la naturaleza de las arpías y no le preocupaba. Eran peligrosas, por supuesto, pero nunca podrían llegar a competir con un pretor, y mucho menos con uno experimentado como él. Además, la docilidad que había mostrado Nessa en las últimas jornadas era significativa. La arpía estaba agotada, estaba profundamente dañada después de las experiencias vividas en la Cúpula, e iba a necesitar un largo periodo de recuperación para recomponerse.

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