Capítulo II

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"Érase una vez dos orugas que eran muy buenas amigas, hasta que una se convirtió en mariposa y decidió no volver jamás"


Rini

Regresé a casa pensando en todo lo sucedido en el día, Lucas almorzó en el aula conmigo pero me aclaró que no estaba permitido. Tendríamos que ir al día siguiente en la cafetería.

No me quería lanzar a la jungla tan rápido.

Al parecer como era la primera semana los profesores andaban algo relajados, muchos alumnos seguían sin volver de sus casas de campo o del extranjero.

"Wow, pobrecillos"

Lo que me ponía realmente inquieta era Cari que seguía sin responderme, no quería llamarla porque siempre lo sentí muy intrusivo, pero el check azul iba a terminar de destrozarme el cerebro.

Cuando estaba dispuesta a insertar la llave para ingresar a casa, la puerta se abrió mostrando la amplia figura de mi hermano.

—¡Hola monstruito! ¿Qué tal el primer día de clases? ¿Te peleaste por un muchacho o por un pedazo de pizza en el almuerzo? No te sientas mal, a menos de que hayas perdido la pizza.

Dimitri se quedó quieto como una estatua, a lo que le puse una cara de ¿WTF? y luego empezamos a reír como un par de focas.

—¿De dónde sacas esas cosas Dim? Eres un raro.

—Soy el hermano más jodidamente genial del mundo, solo que tú no estás preparada para esa conversación.

Se colgó en el hombro una maleta deportiva que había estado en el piso.

—¿Tienes que regresar tan pronto a tu depa universitario? —Acompañé mi súplica con un puchero triste, él solo asintió con la cabeza.

Dimitri había vuelto a casa para celebrar el cumpleaños de mamá hace tres días. Antes solíamos pasar mucho tiempo junto, pero desde que se fue a la universidad su ausencia pesaba para mí.

—El mundo me necesita, Rini —dijo haciendo una pose heroica, se acercó y agitó mi cabello. —Mamá llegó hace media hora del hospital está durmiendo, ahora dame un abrazo antes de irme.

Extendió sus brazos y me acurruqué en su pecho, tratando de obtener un poco de su fuerza mental y carisma.

—Ojalá tu roomie ocupe el baño cuando tengas diarrea— dije en modo de broma.

—Eres una niña muy vengativa, rinitis aguda.

El fin del abrazo dejó un vacío. Observé como Dim salía de la casa mientras se despedía por última vez agitando la mano.

Lo extrañaría mucho.

Lo extrañaría mucho

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CrisálidaWhere stories live. Discover now