Crisálida: De cómo crecer y no perder el corazón en el intento.
Jardín de Secretos #1
A Rini Gallardo solo le interesan tres cosas: Sacar las mejores notas, pasar tiempo con sus amigos e ingresar a una prestigiosa universidad al graduarse. Sin embar...
"Érase una vez una mariposa que decidió mostrar los verdaderos colores de sus alas"
Alain
Un enorme sentimiento de incertidumbre se depositó en mi pecho, observé a Rini reír por los extraños giros que Cherry la inducía a realizar, ella también se había quitado los zapatos y el agua le llegaba hasta los tobillos.
Pensé en lo sospechoso del nickname, sabía que tal vez los mensajes no estaban dirigidos exclusivamente hacía ella, pero ¿y si fuera así?.
¿Qué tanta confianza se tenía con esta persona para que se hablen de esa manera? Sin pensarlo mucho y tal vez impulsado por el momento, dejé el celular en tierra firme, me quité los zapatos y alcancé a Lucas en el camino.
—Cherry, ya que no estarás en el baile de invierno ¿Por qué no bailamos tu canción preferida? —pregunté sabiendo perfectamente en donde me estaba metiendo.
Cherry chilló de emoción y despistada por el alcohol procedió a colocar su canción favorita. Lucas entusiasmado realizó una reverencia frente a ella antes de acercarla a su cuerpo delicadamente. Las nostálgicas notas de Once upon a december* comenzaron a sonar.
Rini no podía verse mas confundida, su incertidumbre se acrecentó cuando me coloqué frente a ella.
—Señorita Gallardo —consulté mientras hacía una reverencia. —¿Me concede esta pieza?
"Lucha por ella"
Claro que lo iba a hacer.
—Nunca he bailado vals —titubeó visiblemente nerviosa —, además podría pisarte.
—No te preocupes — sonreí. — Solo tienes que seguirme.
Me erguí de inmediato, tomé su mano derecha y coloque la mía en su espalda.
Balanceé mi cuerpo al ritmo de la melodía y nos moví sin dejar de mirarla a los ojos. Nuestros rostros a punto de tocarse, hicieron difícil la lucha de mi cerebro contra mis impulsos. Su aroma mezclado con el del bosque, embriagando mis sentidos y el agua del lago besando nuestros pasos.
—Lo estas haciendo muy bien —susurré cerca a su oído.
—Es un secreto —murmuró —, pero tengo un excelente maestro.
Su risa traviesa llenó cada espacio de mi mente, aturdiendo mi accionar.
—Esa canción es de una película ¿cierto? —exclamó Rini sacándome de mis pensamientos.
—Es de Anastasia, la princesa favorita de Cherry —respondí recuperado.
—Pensé que su favorita sería La Sirenita —murmuró en tono de broma.
—Ella solo reconoce a una princesa pelirroja y no es Ariel —dije sarcástico.
Dimos unas vueltas finales y la canción terminó, obligándonos a separarnos. Realicé otra reverencia y Rini se giró apresurada para imitar el accionar de Cherry, al levantarnos nuestras miradas se cruzaron.
—Supongo que ¿gracias por enseñarme? —dijo algo ruborizada.
—Fue un placer—contesté.
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