Capítulo XXV

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"Érase una vez una mariposa que descubrió que sus alas estaban cambiando, sin saber si eso era bueno o malo"


Alain


Todo había sucedido como un maremoto, ese del cual no puedes escapar a pesar de la alerta y al mismo tiempo, parecía una escena de ciencia ficción en donde la bala transitaba el espacio en cámara lenta hasta llegar a su objetivo.

Ronan Rothschild era eso, el maremoto y la bala. Incontrolable y preciso, por más contraproducente que pareciera.

Sentía cierta admiración debido a eso y por ende, lo detestaba.

—Señor Valle-Rojo es su turno para presentar el argumento en contra.

Me levanté poco dispuesto a presentar mi intervención, Rini regresaba a su asiento luego de haber expuesto sus puntos en el estrado y en ningún momento se detuvo a verme.

A esto se había reducido nuestra relación, a unos míseros saludos de entrada y salida, en donde ella ni siquiera pronunciaba mi nombre.

¿Por qué había sido tan imbécil?

Me había tomado algo de tiempo llegar a esa conclusión, luego de una reprimenda de Lucas por hablarle en un tono inapropiado y una extensa charla en donde Cherry me explicaba las consecuencias de "exteriorizar inquietudes en situaciones inadecuadas".

Todo había sido un enorme malentendido. Aunque no lograba concebir que el accionar de Rini fuera la solución a sus problemas, mi actitud ante su explosión de sentimientos no fue la más adecuada tampoco. Ella había sido juzgada por todo el mundo, lastimada, rechazada y atacada por algo de lo que no era culpable.

Yo más que nadie debería haber comprendido que no podemos controlar las acciones de nuestra familia.

Sin embargo, en el momento en que más vulnerable se encontraba, en donde ella misma se estaba recriminando sus acciones, en donde me suplicaba una pequeña oportunidad de redención, me deje dominar por mis inseguridades y antepuse las voluntades colectivas.


"Llegará un momento en donde tendrás que abandonar a alguien para sostener quién eres, y cuando descubras que sucedió, será demasiado tarde"


Mi abuelo solía repetirme esa estúpida frase todo el tiempo, según él todos en la familia habían atravesado dicha experiencia, y yo no sería la excepción. Mi abuela, mi única aliada antes de partir, decía que él exageraba, que solo me asustaba, que yo nunca sería como ellos.

Pero, ¿había excluido a Rini para mantener mi posición de heredero perfecto frente a la academia?, ¿he estado ocultando lo que siento porque es más sencillo nunca concretar que enfrentarme a la opinión de mi familia?, ¿estaba siendo realmente coherente con mis emociones?

Por lo menos, lo último que le dije no era una construcción de alguien más en mi, eran mis verdaderos pensamientos. Rini era la primera persona que parecía estar constantemente en conflicto con mi posición social. Todas mis antiguas parejas vivían ansiosas de querer hincarle el diente a la fortuna detrás de mi, pero ella solo podía ver la enorme responsabilidad con la que cargaba.

Y le temía a eso.

Sin embargo cuando me reclamó, no lo hizo por ello. Ese fue el instante en donde me convertí en un imbécil, porque mientras aún me cuestionaba sus actitudes, ella solo me pedía ser auténtico con lo que sentía.

CrisálidaWhere stories live. Discover now