Capítulo 17 🐰 El despertar del tercer ojo

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#ViernesDeRTR


Dedicado a otra de las personitas que me alegran y motivan a continuar con la historia: GabrielaLopez871



Hay algo extrañamente romántico en la noche que no puedo explicar. El frío en la piel de mi cara, la suave brisa cosquilleando en mi cuello y cabello, el silencio apoderándose de la calle, la luna en lo alto y las estrellas parpadeando con timidez. Todo eso compone un encuentro modesto, pero memorable, porque esta sensación entre la rebeldía y la paz no la comparto sola. Chase está a mi lado, sentado a los pies de mi ventana, en silencio, buscando en el cielo alguna estrella para señalarme y que yo pueda ver a través del telescopio.

Me ha señalado unas cuantas y se ha quedado embobado viéndolas por el lente.

Me da algo de envidia su tranquilidad. Ha pasado media hora desde que nos besamos, pero mi corazón sigue desenfrenado. Oh, mi Dios..., es que basta con pensar en lo mucho que me gustó para que vuelva a sonrojarme otra vez.

Necesito un respiro.

Necesito contárselo a alguien para desahogarme.

Eso me lleva a poner como primera candidata a Anne. Luego recuerdo nuestra «discusión» en el karaoke y que estamos bienperonotanbien. Su empujón al final resultó ser una patada hacia el precipicio... y sin paracaídas. Si no fuera por mi mentira y que Chase me estaba ignorando durante casi tres días, ahora estaría hablando desde el inframundo.

Eso me recuerda...

—Hay una cosa que no entiendo.

Mis palabras distraen a Chase. Se voltea hacia mí, con las cejas arqueadas y la frente arrugada. La luz de la luna le pega genial, ¿cómo es que este chico no es modelo? Qué desperdicio. Si yo fuera fotógrafa le hubiera tomado fotos desde todos los ángulos posibles, porque además de ser guapo en persona, lo es en fotos. Todos comentaron lo genial que se veía en las fotos del festival de primavera. Ah... cómo envidio a las personas fotogénicas.

Luego estaba yo, que salí con una sonrisa ensayada. No quiero ni imaginar cuánto ensayaré para la foto de la graduación si para una miserable foto estuve toda la noche practicando mi mejor sonrisa.

—¿Qué es lo que no entiendes?

—¿Por qué me ignoraste en estos días?

Al escuchar mi pregunta baja la cabeza, apesadumbrado. El puente de su nariz se arruga y sus ojos están bien cerrados.

—Es un poco vergonzoso —confiesa entre dientes.

—Si hay algo que te produce vergüenza, yo quiero oírlo.

Esboza una media sonrisa, no sé si porque mi comentario lo ofendió o porque va a soltar algo absurdo.

—Yo pensé que lo de la apuesta había sido cierto y me sentí un poco mal.

Eso es algo que no me esperaba.

—¿En serio? Yo pensé que estabas molesto. O que te habías hartado de mi indecisión.

—Nope.

—Pero si se notaba a leguas mi mentira. Yo soy muuuy mala mentirosa.

Asiente. Eso es algo en lo que ambos podemos estar de acuerdo.

—Usualmente te delatas por tu actitud, miras hacia los lados, juegas con tus dedos, evitas el contacto visual y te acomodas el cabello.

—Madre mía, ¿tan obvia soy?

Rompiendo tus reglas ✨Nueva versión✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora