Capítulo 5 🐰 (No) es el fin del mundo

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Capítulo dedicado a hillary123b por estar pendiente a la actualización. Gracias por tu interés <3


Tengo los ojos hinchados y la nariz tapada de tanto llorar.

Anoche, después de irnos de la fiesta, no pude con la impotencia que sentía y por más que Anne me dijera que lo que había dicho Chase era una estupidez. A nadie le interesa si me he besado con alguien o no, eso lo sé, soy la invisible de la clase ¿por qué debería ser un tema relevante? Lo que me molestó es no haber podido decir algo al respecto, no atreverme a hablar por mi cuenta, dejar que Chase tomara esa revancha para avergonzarme.

¡Debí decirle lo de Heather a todo alto! ¡Que todo el maldito universo se entere que tiene dos enormes cuernos en su cabezota! Pero no pude. Me cerré y volví a aquel horrible momento de mi vida que creí superado.

Supongo que no lo había superado totalmente.

Después de llorar toda la noche en casa de Anne lo único que quería era un litro de helado para hundirme en mi propia miseria.

Odio tener que darle tantas vueltas al asunto, pero no me queda de otra, mucho menos cuando cada vez que voy al baño tengo que mirarme al espejo y ver mi deplorable aspecto.

La buena noticia es que mis padres no han hecho demasiadas preguntas. Les dije que en casa de Anne me metí a su piscina y cogí un resfriado. Ya sabes, lo típico. Mamá me dio un par de pastillas para la congestión que dejé en un huequito de mi velador para otra ocasión.

Así que, heme aquí, frente al espejo admirando mi bello rostro.

Todavía se me humedecen los ojos cuando pienso en lo que ocurrió. Es probable que no lo olvide hasta dentro de una semana. O un mes.

Al salir del baño me encuentro que mis padres están viendo una película en la sala, como ya es una tradición. Me dan unas ganas enormes de unirme a ellos. La idea es tentadora y por poco lo hago, de no ser porque el timbre suena. Los tres nos miramos extrañados.

—¿Quién será? —pregunta papá, mirando la hora en el reloj de pared que cuelga encima del televisor.

—Debe ser el casero —responde mamá. Se inclina sobre el sofá y me mira.

Blanqueo los ojos porque esa miradita significa: «ve a abrir, ya que estás de pie». Y como no me queda de otra, me acerco a la mirilla y diviso a la persona del otro lado. Primero veo su ropa: una camisa gris a cuadros y una sudadera azul marino. Subo a su rostro: cabello castaño, cejas pobladas pero definidas, nariz recta, ojos marrones...

Mi corazón se paraliza.

—¿Quién es? —insiste en saber papá, arrastrando las palabras en un susurro.

—No sé —digo y finjo tener un ataque de tos.

Mamá se indigna por mi incompetencia y la falta de motivación de papá. Se coloca de pie, a zancadas llega a la puerta y, sin previo aviso, la abre.

—Señora... ¿Wallas? —pregunta con cierta inseguridad que saboreo con ganas. Mamá es de carácter fuerte y suele ser intimidante a primera vista, me alegro de que ella sea quien abrió la puerta.

Pero mamá en lugar de mantener la expresión indignada de hace un rato, alza las cejas y sonríe, porque parece que nadie puede resistirse a la carita bonita de Chase.

¿Bonita?

Es sarcasmo.

—Tú debes ser Chase, el hijo de Margareth.

Rompiendo tus reglas ✨Nueva versión✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora