Capítulo 8 🦊 Intenta convencerme

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Capítulo dedicado al grupo de whats que dentro de nada cumplirá dos añitos~


Hola de nuevo.

Después de ser víctima del pánico y encerrarme en el baño no pude volver a clases y me fui a casa junto a Anne. La situación llegó a oídos del consejero estudiantil, quien citó a mis padres al colegio. Al final, solo pudo venir mamá. Así que, heme aquí, otra vez en la oficina del consejero, escuchando cómo él le explica a mamá sobre la fobia social.

No me siento cómoda de estar aquí, mucho menos cuando debo revivir lo de la presentación. Tampoco me gusta la forma tan calmada en que el consejero le habla a mamá, porque yo por dentro quiero darme de cabezazos contra la mesa. No quiero enfrentarme a mis compañeros después de haber huido, mucho menos a mi vecino, quien por la noche volvió a pasarse a mi balcón y me dejó un mensaje en el cristal de la ventana.

¿Estás bien?

Eso fue lo que escribió, pero yo ni de chiste me asomaba a responderle.

—Aunque no lo crean, es muy frecuente que los ataques de pánico ocurran —explica Brandon, el consejero, con tranquilidad—. Muchos estudiantes han acudido a mí antes o después de sus exposiciones. Yo siempre les digo que no se preocupen, no hay que pensar demasiado.

—Eso no ayuda en absoluto.

Mamá me lanza una mirada que dice «déjalo hablar, no seas faltona». Y yo le regreso la mirada diciéndole que en estos momentos ser faltona es lo último que me preocupa.

—¿Qué pasa cuando te digo que no pienses en manzanas? —continúa el consejero.

—Pienso en manzanas —respondo con un dejo de burla por lo obvio que resulta su pregunta.

—Pensar en que harás una presentación mala lleva justamente a que te enfoques en los puntos negativos que puedan ocurrir. «¿Qué pasa si me quedo en blanco?, ¿Y si se ríen de mí?, ¿Y si me equivoco?», esas son preguntas frecuentes, ¿verdad?

—Sí.

—Estás dándole un mal enfoque. ¿No crees que sería mejor plantearse qué tan real son estos pensamientos? ¿Son suposiciones que de verdad pasarán? Reconocer en qué piensas a la hora de colocarte frente al público te ayuda a reconocer los pros y contras. Puedes crear una lista para guiarte. Y una vez organices tus pensamientos, piensa: ¿De qué te sirve pensar de esa forma? ¿Son de ayuda o te retienen? Con la lista puedes ir trabajando en ello.

—Lo hace ver tan fácil —digo escurriéndome en mi asiento.

—Por supuesto que no lo es, pero vale la pena intentarlo.

—No creo que al salir al frente piense en cómo manejar mis pensamientos. Es absurdo.

—Michi —mamá me da la segunda advertencia, la primera fue su mirada.

—Pero es cierto, mamá. En lo que pienso es en mi corazón, en mis oídos tapados por los nervios, en no caerme porque mis piernas son como fideos...

—Los síntomas tienen un límite —interviene Brandon antes de que siga vomitando síntomas—. Si eres consciente de ello te ayudará a relajarte.

—O a desmayarme.

—¡Michi! —me regaña mamá, ya sin un rastro de paciencia—. Si sigues así voy a...

—Señora Wallas —interviene Brandon, previendo lo que se viene para mí—. He tenido un par de veces en mi oficina a Michelle porque le interesa saber cómo mejorar sus notas. Eso no está mal, al contrario, tener los objetivos claros es un punto a favor. Sin embargo, es una chica que se exige demasiado. Tiene expectativas altas, no se conforma con lo ordinario ni desea cometer errores, y eso tiene una carga que no ayuda en situaciones de estrés como las presentaciones o exposiciones. Pensar en que todos cometemos errores evitará pensamientos en los que entre en pánico.

Rompiendo tus reglas ✨Nueva versión✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora