Capítulo 3

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Ya habían pasado un par de semanas desde año nuevo. Mad había vuelto a la escuela y debía terminar de ensayar una obra con el club de teatro de su escuela, pero en lo único que podía pensar era en aquella visión sobre el choque de un tren, en el cual viajaba David, razón suficiente para llamarlo cada noche, para asegurarse de que estaba bien. No quería dormir, incluso si no tenía ese sueño otra vez, por lo que se le hacía casi imposible evitar quedarse dormida en las clases.

—¡Señorita Schafer! —gritó la profesora, al ver que cabeceaba.

—Perdón, yo... —No pudo seguir hablando, pues bostezó.

Un ronquido se escuchó cerca de ella. Se trataba de Mary, quien se había quedado profundamente dormida.

—¡Campbell, por Dios, ya despierte! —exclamó molesta.

—Cinco minutos más —murmuró Mary, quien seguía durmiendo en realidad.

—¡Ni un minuto más!

Mary no contestó. Sus compañeros no pudieron contener la risa ante la situación y la profesora simplemente no pudo más con la impotencia por la situación.

—¡Campbell, a la oficina de la directora!

La rubia levantó un poco la cabeza.

—¿Uh?

—¡Que vaya a la oficina de la directora!

—¿Y qué le digo? —preguntó somnolienta.

La profesora escribió una nota en su escritorio y se lo extendió a la adolescente. Ella lo leyó y luego abrió los ojos horrorizada.

—¡Tenía sueño!

—¡Y yo tengo que dar una clase!

Mientras ellas discutían, Mad no logró sostener su cabeza por más tiempo y se quedó dormida, golpeándose en la cara con la mesa, lo cual la despertó y alertó al resto del salón. Sus compañeros comenzaron a burlarse de ella también.

—¡Schafer, a la oficina de la directora!

—Joder —murmuró, cerrando con fuerza los ojos, mientras tenía su mano sobre su nariz, debido al golpe.

La profesora le extendió una también y caminó junto con Mary hasta la oficina de la directora, quien habló por un largo rato con ambas, tratando de distinguir qué estaba pasando, pues ninguna era problemática.

—Lo siento mucho, chicas —se lamentó la directora, con cierto tono maternal—, pero tendré que darles un castigo por esto, para evitar que se vuelva a dar esta situación. Deberán pasar esta tarde en detención y llegar a un acuerdo con su profesora sobre alguna actividad extracurricular que hacer, mientras están en detención.

Al regresar al salón, ya estaba por acabar la clase de historia universal. Esperaron a un costado de la puerta, hasta que acabo la clase y entraron a hablar con la profesora, quien les pidió que escribieran un ensayo de tres páginas sobre el miedo de la población durante la Guerra Fría y cómo este influyó en la cultura.

—No haré el ensayo —le dijo Mary a Mad una vez que por fin fue el almuerzo.

Estaban junto al resto de su grupo de amigos, solo faltaba Lyla. Mandy comenzó a retarlas en cuanto supo que se habían quedado dormidas en clases, mientras que Ned trataba de bajarle el perfil al asunto. Lyla tiró un par de cuadernos sobre la mesa, provocando que el resto le hiciera un hueco en la larga mesa rectangular.

—¿Qué es esto? —preguntó extrañada Mary.

—¡Mi cuaderno! —exclamó alegre Mad—. ¿Dónde lo encontraste?

Mad #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora