Teaching Feeling Manual para sonreír

22-Una razón para no alejarte de Mí

En mi sueño hay paz.

Un campo verde se extiende hasta donde alcanza mi vista, y en este no hay nada más que viento, rayos de luz y tranquilidad.

Uno puede decir que este se trata de un sueño aburrido, pero comparado con mi viejo amo arrojándome "ácido", este realmente es muy agradable. Puede que no sea más que verde, aunque uno muy cálido sin duda, sin embargo; me siento conforme aquí.

Por la mañana abro mis ojos con suma tranquilidad. La cama se encuentra extremadamente suave el día de hoy, las sábanas pesan más que de costumbre brindándome más calor... o... ¿quizás es por el sol? generalmente este me llega de frente, abrazando mis pies y escalando hasta mi cintura.

¿Cómo es que el sol está tocando mi rostro?

Debido a la incómoda situación decido simplemente voltear. Al maniobrar sobre la cama, noto que esta se nota más espaciosa y extrañamente, apenas me encuentro a un costado de ella.

Al encontrar resguardo del sol, mis ojos pueden descansar nuevamente, para tratar de volver a ese pacífico sueño.

Un cálido aire llega de manera suave a mi rostro, que termina como caricias en mi frente. Siento más calor que antes, junto con un pequeño pozo en el colchón que me tira involuntariamente hacia el lado donde volteé. Decido dejarme caer, ya que de ese mismo lugar proviene un tranquilizante aroma. No es como ningún perfume que haya olido antes, de hecho no he probado muchos, pero esta fragancia juraría que no se la puede encontrar en un frasco de cristal.

Al moverme levemente al llamado de la gravedad, termino chocando con algo. No es como si me importase, debido a la extrema tranquilidad que siento. Pero lamentablemente ya estoy despierta, por lo que mis instintos casi dormidos, me dicen que lo mejor sería echar un vistazo.

Al subir mi mirada y abrir levemente mis ojos, noto de donde proviene el cálido viento: Simplemente es el Amo que duerme junto a Mí, ahora mismo estoy pegada a él por lo que....

¿¡EL AMO DURMIENDO JUNTO A MÍ!? 

Hago un chillido ahogado y en un instante me alejo rápida pero sutilmente de él, hasta casi caerme del colchón.

Ya en una distancia segura procedo a estudiar la situación:

Estoy en el cuarto del Amo y en LA MISMA CAMA QUE ÉL. Ahora mismo se encuentra durmiendo profundamente y parece no haber notado que me desperté.

Dios mío... verlo durmiendo allí tan tranquilo, despeinado, algo indefenso... es un ángel... DETENTE SYLVIE. ¡Debes reaccionar! ¡Esto es muy vergonzoso, no queremos que el Amo te vea así!

¿Qué le dirás cuando despierte? ¿Ah no habías pensado en ello, verdad? Bueno... lo estás haciendo ahora... ¡Pero no importa! tomemos acciones evasivas.

En un acto de lógica pura, doy un último vistazo a la obra de arte frente a mí y decido salir sutilmente de la cama con mi almohada en brazos. Al poner medio cuerpo fuera, este comienza a quejarse debido al fresco aire de la mañana y a que mi mente tiene estúpidos, pero hermosos pensamientos; como por ejemplo volver a entrar y acurrucarme junto al Amo.