3-Mi Nuevo Amo

1.2K 100 22
                                    




-Encantada de conocerlo, mi nombre es Sylvie.-

Me presento a mi nuevo amo.




-Muchas gracias por aceptarme. No soy capaz de realizar de manera correcta los trabajos pesados, pero puedo hacer cualquier tarea sencilla que me ordene. Aunque a mi anterior amo le gustaba más oír mis gritos de dolor, por favor sea gentil.-
Concluyo mi pobre presentación.

¿"Por favor sea gentil" ? ¿Acaso trato de dar lastima? Dudo mucho que al Amo le interese algo de mi pasado siquiera.

Termino de hablar y espero cualquier indicio de cómo a él le gustaría comenzar con esto. Desde antes de cruzar por la puerta, ya había asumido lo que pasaría aquí... Sinceramente, sólo quiero que eso suceda para poder ver en qué rincón pasaré tirada la noche.

Permanezco atenta durante un segundo, buscando cualquier tipo de indicación, pero no hay respuesta.

Lo debo estar molestando con sólo estar parada.

Queriendo evitar cualquier tipo de problema mayor, comienzo a revisar la habitación en busca de algún lugar donde no interrumpa al Amo. El lugar que elija debe estar alejado de muebles, puertas y ventanas. No quiero que el Amo piense que soy capaz de escaparme, ni tampoco arriesgarme a ensuciar o dañar algo de su pertenencia.

Mis ojos chocan con una esquina a la cual me dirijo tratando de hacer la menor cantidad de ruido posible.
Doy pasos leves y mantengo la vista baja como he aprendido.

Apenas me acomodo en el suelo, ya puedo sentir la mirada del Amo sobre mí. No es nada extraño que me esté mirando así, seguro está "analizando la mercancía". Viendo que puede serle útil de una basura cómo yo.

Cuando note lo molesta que soy a la vista, definitivamente me enviará a otro lugar.

Conozco bien mis utilidades como esclava: Mi físico no tiene nada que resalte, así que no sé con qué intención aceptó ser mi nuevo dueño. Es obvio que no puedo cargar peso, ni labrar la tierra. Tampoco me veo lasciva, cómo para que use mi cuerpo a su antojo.

Sólo puedo esperar y esforzarme mucho en no ser torpe con las órdenes que me dé, para que no se arrepienta tanto de haberme aceptado.

Pongo fin a mis pensamientos por aquella molesta sensación, el Amo todavía no ha dejado de mirarme desde que llegué.
Siento la necesidad de preguntarle si necesita algo. Él no me ha dado permiso de hablar... pero tal vez...

¿Podrá ser que el Amo está probando si estoy atenta a él? ¿O quizás es porque me situé en este lugar sin pedirle permiso? No debería dirigirle la palabra al Amo por cualquier cosa, pero tampoco puedo ignorar su mirada si es que tiene alguna petición.

Tomo aire antes de hablar. Ya estoy preparada para que suceda lo peor.

-¿Sucede algo, Amo? –Pregunto evitando mirarlo a los ojos.- Discúlpeme, si no le gusta que esté aquí por favor indíqueme donde...-Intento decir.

Mis palabras son interrumpidas por las de mi Dueño.

-No, no, eso no es necesario.-
Contesta. Su voz no suena agresiva.

Siento cómo gano coraje con las palabras. Hice bien en elegir este sitio para no molestarlo, después de todo si parecía ser una prueba.

Vuelvo la vista al frente y guardo silencio.

Siento una infantil y tonta curiosidad por ver cómo es la casa del Amo. Por lo que tengo una lucha constante con mis ojos para que no se desvíen. Nunca permanecí mucho tiempo en una sala tan prolija. En la mansión a la que pertenecía antes solía pasar casi toda la semana en una habitación oscura y abarrotada. Pero no debo distraerme, debo averiguar por qué estoy aquí, cuál serán las órdenes que recibiré cómo esclava de ahora en adelante.

Mi anterior Amo decía que con verme era más que suficiente para notar que soy una inútil. Así que no sé qué querrá mi actual Amo de Mí.

De pronto; un movimiento despierta mi atención y al voltear disimuladamente, noto como el Amo se está acercando.

No alcanzo a ver su rostro desde mi posición, al menos no puedo hacerlo de una forma en la cual pase desapercibida. Con una voz neutra pregunta por mi nombre. Yo solo respondo cuidándome de seguir bajando la mirada.

En el momento que el Amo se sitúa junto a mí, este se pone de cuclillas. Siento vergüenza de mi misma por sentirme algo nerviosa.
Noto como sus ojos recorren mis cicatrices con gran atención, seguramente preocupado por aceptarme pensando que estoy en malas condiciones.
Su mirada no me deja tranquila, él solo me miró de forma fija y seguramente depravada desde que me asomé. Antes de notarlo comencé a hablar, no soporto la intriga de saber cuándo comenzará a golpearme.

-Estas...-Mi garganta lucha por no cerrarse.-...estas cicatrices son de hace tiempo, ya no duelen, no es necesario atenderlas.-Me apresuro a decir.-Si no son de su agrado podría tratar de ocultarlas.- agrego mostrando obediencia.

Sé muy bien lo feas que son.

El Amo desvía sus ojos de mi cuerpo y lo dirige a mi rostro antes de volver a hablarme:

-Oh, es bueno saber eso, pensé que tal vez te dolían...-
Habla con voz normal. Parece agradarle la idea de que yo no me encuentre completamente inservible.-Y descuida, para nada son molestia.- Responde sin más.

Sin embargo; veo como su cuerpo se deforma al terminar de hablar. Cómo una sombra gigante posa su mano por encima de mí.

Cierro mis ojos, soy una idiota que merece ser castigada.
Hablé sin su permiso, lo molesté con mi fea apariencia.

Su mano choca con mi cabeza y todos mis músculos se tensan por el dol... ¿Y el golpe?

Una extraña sensación me produce un cosquilleo desagradablemente incómodo.

Él está... ¿tocando.... mi pelo? o tal vez...

-¿Está... Acariciando mi cabeza?- Escapa de mi boca.- Eso está bien...pero...-No se que decir. Mis manos siguen temblando sobre mis rodillas.

Durante un segundo me parece ver al Amo sonreír. Seguramente burlándose de mí por cómo me asusté.

Tiene una forma macabra de ser.

-¿Sabes Sylvie? Soy Doctor.- Me habla repentinamente con un tono infantil. Confirmando aquel aire burlón.- Me gustaría que me acompañases a la habitación de al lado, ahí es donde atiendo a la gente. Me gustaría verificar que tu salud esté bien ¿estás de acuerdo?-

¿Entonces es doctor? ¿Y por qué le importaría si estoy de acuerdo o no?

Teaching Feeling Manual para sonreírWhere stories live. Discover now