El príncipe, el forajido y la llorona

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—Es un artefacto elfico de nivel S.

—Su función es amplificar la magia del usuario, de ahí el nombre de báculo de poder, sin embargo las leyendas dicen que podría ser el mismísimo báculo de la destrucción perdido en la cavernas de los duendes de cristal.

Los nerds en cuestión eran Tuki y Yavo, dos jóvenes magos de la forja entusiastas de la arqueología y provenientes de Taupirian. Se especializaban en armas antiguas y restauración.

—Si díganme algo que no sepa, este báculo se lo confisque al gran bromista de la tribu de duendes de cristal.

Los dos se quedaron sorprendidos y luego gritaron como fangirls en frente de sus ídolos maquillados. Grimtel estaba atento a las explicaciones y analizaba los materiales llevados por mi para fusionarlos en el artefacto legendario.

—Entonces... Una hada blanca manejara un báculo antiguisimo y prohibido.

—Eso si es épico.

No sabía si sentirme halagada, cierta parte de mi se llenaba de orgullo, pero su distracción me quitaba los ánimos. Sin embargo esos dos eran necesarios, solo ellos sabían de magia elfica y el trabajo requería de varios individuos para lograr la manipulación e interpretación correcta de las runas. Winbel llegó con una vieja conocida y sentí un poco de alivio.

—¡Quinn!

—¡Muedy!

No me importo ser abrazada por la linda alquimista con la que luché codo a codo en el fallido examen de admisión. Se veía más madurita en un buen sentido, supongo que una parte de mi seguía disfrutando de gozar de privilegios de ser una niña jojojo.

—Ayudare con la forja... Oye, has crecido mucho.

Por un instante sentí el mismo acoso que recibí por parte de la marina loca de Grisde cuando noto que me estaban creciendo las manzanas. Hay mis limoncitos se fueron y debía usar un maldito sostén. Lo peor es que incluso el supuesto caballero de Grimtel se fijó cuando la discreta Quinn hizo el comentario casi gritando para que escuchara todo el taller.

—¡Tienes muchas bubis!

—¡Callate Quinn!

Pasada la segunda humillación del día iniciamos con el ritual de forja de un arma complicada.

Primero debíamos retirar las runas de protección del sello metálico. Winbel manipuló el metal con runas de flujo y su magia de hada oscura. Luego Quinn y Grimtel iniciaron la transmutación del material de aleación para incrustar el ojo de lempria. Los dos ñoños dibujaron el círculo mágico que requería ser completado por mí con los sellos elficos prohibidos.

Un increíble destello surgió del báculo revelando los sellos mágicos ocultos de su entramado mágico, eran proyecciones increíbles mostrando las configuraciones de secuencia de recepción y transmisión de poder externo para amplificarlo.

—Genial.

Se me escapó un poco de mi parte de nerd reprimido y me emocioné por el trabajo. Con mi manipulación mágica hice levitar la gema mágica y la introduje de forma que quedara como un orbe flotante, Grimtel se encargó del engarce como si de una elegante joya se tratara y completamos el proceso.

—Ponle un nuevo nombre.

Yavo sugirió algo interesante haciendo que sus mejillas se marcarán con hoyuelos resaltando en su piel bronceada. Tuki asintió mostrando un pergamino con la fórmula de la nueva arma reforjada agitando su cabello negro a la altura de sus hombros. Realmente ameritaba un nombre nuevo.

Tome en mis manos el poderoso artefacto imbuyendolo con mi propia magia. Extendí mis alas y lo bautice entre fuego y metal ardiente de la forja de helium.

La Dama Blanca es un varónWhere stories live. Discover now