El secreto de los elfos

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Todo el embrollo se resolvería en la sala del consejo bumbdi.

Según lo que sabíamos hasta ese momento Gox y el viejo Gundar comenzaron a buscarnos justo después de nuestra repentina desaparición. Gox lo abandono a su suerte y por obra del destino ambos terminaron dentro de las minas de cristal. Obviamente con caminos muy distintos.

--Por que hecharon al foso a mi abuelo?! El no puede ser derrotado por bumbdis!

Mientras Grisde lloriqueba llena de ira, la afilada mirada de Jumsy, la experta analista bumbdi, se centro en la exaltada hada azul.

--El se derroto a si mismo según mi análisis.

--Eh? Eso es estúpido! Mi abuelo no es tonto!

--Por favor tranquilízate Grisde, dejemos que la maestro analista Jumsy de la explicación.

Con serenidad la mano de Deritri se poso en el hombro de Grisde, la cual retomo su lugar en la diminuta silla de roca. Ella se sentó refunfuñando y cruzada de brazos como una niña pequeña.

Jumsy dejo de afilar sus peligrosas garritas con una piedra metálica y finalmente se digno a hablar.

--El humano en cuestión llego por la entrada bloqueada occidental número cuatro. Ingnoro las señales de dardaleones, la furomita y los cadáveres falsos. Hay que ser realmente tonto para pasar por alto todas esas señales.

Grisde gruño enojada y Jumsy sonrió satisfecha al ver su reacción, el ambiente estaba realmente espeso. La marina con intensiónes asesinas cedió ante nuestros brazos interponiéndose para que no se lanzara a golpear a la maliciosa duende de rasgos mas felinos que conejiles.

--Fue recibido por Fisisi, el adorable basilisco marino que vive en el lago subterráneo, el sujeto intento quitarlo de su cabeza cuando Fisisi se enroscó amigablemente para darle una calurosa bienvenida, en cambio el tonto intento golpear al tierno Fisisi con su grotesco puño. Por suerte la agilidad de Fisisi lo salvo de un terrible puñetazo y el tonto termino abriéndose la cabeza a si mismo.

Jumsy pauso brevemente su relato para comer una galleta.

--El asustado e indefenso basilisco roció como medida de precaución una leve dosis de paralizante, este cayó directo en la herida anulando las capacidades motrices y mentales del sujeto en cuestión. Los guardias en turno lo llevaron hasta mi centro de análisis para animales salvajes y el resto es historia.

Grisde negaba creer esa disparatada versión, lo lamentable es que era la versión real. El duende escribano que ayudaba a Jumsy lo corroboro, y como testigo llevaron al tierno Fisisi.

El gigantesco basilisco de dos metros entro con sus platinadas escamas y ojos de ópalo azul. Se enroscó cariñosamente al rededor del cuello de Jumsy y con su legua bífida lamió cordialmente su rostro. Por cierto los basiliscos marinos solo comen peces por lo que los duendes se sentían muy seguros a su lado, pese a su apariencia amenazante, no cabían dudas de que Fisisi era un leal guardián de los bumbdis.

--Sigo sin creerlo! Exijo ver a mi abuelo!

Con ambas palmas azotó la mesa haciendo caer unas galletas por el suelo. Hyungo se transportó en medio de la mesa y anuncio con las patas extendidas en el aire que todos iríamos al foso del olvido.
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--Es muy profundo y oscuro!

Quede perplejo ante la monstruosidad se ese foso.

--Si, así parece. Pero siempre que arrojamos a los intrusos de alguna manera llegan ilesos hasta el fondo.

Grisde se tumbo en el suelo asomándose a la oscuridad del abismo.

La Dama Blanca es un varónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora