La inesperada sorpresa

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La puerta cedió con un golpe intenso cargado de electricidad. Cerré los ojos por la intensa luz del exterior y manifesté mis alas listo para pelear por ultima vez.

Caí al suelo rendido y lleno de alivio, era Kargos controlando a los golems para romper el doble escudo y la puerta de alta seguridad. Al ver su cometido cumplido, los golems se desplomaron como un montón de rocas inertes.

El archimago no perdió el tiempo y tendió el cuerpo de Redar sobre una cama de curación y tras cauterizar su herida con precisión de cirujano, comenzó a cubrirlo con una especie de cristal líquido. Guilder no dejaba de verlo llena de esperanzas, esperando a que el mago experto le diera buenas noticias.

Kargos volvió su rostro calmado hacia la maga.

—Estará bien, solo necesita un tiempo en reposo.

Guilder se dejo caer de rodillas llorando de alegría. Kargos avanzó hacia mi y curo mis heridas. Después fue a ver a Deritri quien solo fijaba su vista en el charco de sangre de Redar.

—Ellos están bien. Confía en mi.

Kargos saco de un bolsillo de su capa una insignia de mago explorador. Era la de Vernier.

Esta vez Deritri se mostró con lucidez y apretó la insignia contra su pecho.

—Salgamos de aquí —Kargos moduló con serenidad.

—Espere, falta Gox —Hable con angustia.

—El esta bien —El archimago sonrió sacando a un Gox inconsciente de debajo de su capa sujetándolo por la cola —Este pequeño desgraciado me guió hasta aquí, tal parece que junto todas sus fuerzas para tratar de sacarlos pero solo logro salir él. Este pequeño es mas fuerte de lo que el piensa.

—Jejeje si....

No termine de hablar, mi rostro se quedo con una sonrisa estúpida a medias, mi vista se nublo y me desmayé así sin mas.

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Abrí los ojos en un ambiente conocido, era mi habitación.
Sentí que alguien estaba a mi lado. Al principio creí ver la castaña cabeza de Deritri, pero luego casi lloro al ver a la persona durmiendo en una silla junto a mi cama.

—Mamá! —la abrace al borde de las lágrimas.

Ella se despertó y me abrazo fuertemente.

—Hijita, mi pequeña Muedy.

Duramos un largo rato sin decir nada. Después de separarnos ella comenzó a llorar.

—Te extrañe mucho!

—Yo también!

Embarre de mocos y lágrimas la ropa de mi mamá, ella hizo lo mismo con mi cabello. Claro que no importaba, eso era lo de menos.

—Tengo que avisarle a los doctores para que te revisen hijita, espera aquí.

Mi mama se levanto de la silla y noté algo diferente en ella.

"Pobre de mi mamá, seguramente el estrés la obligo a comer de más"

Así es, mi mama se puso gorda, cosa que tenia sentido. Después de todo ya teníamos dinero y seguramente comió mucho para tratar de superar  el hecho de que su única hija andaba matándose a cada lugar que fuera.

"Un momento... Ella no esta gorda... Esta..."

—Mamaaaa! Estas infectada con parásitos intestinales!

La Dama Blanca es un varónWhere stories live. Discover now