La Conviccion masculina

3K 292 115
                                    


Tan solo imagínense la siguiente escena: en la oscuridad una pequeña figura emerge de entre las sombras, apenas iluminada por la llama danzante de un fuego azul dentro de un orbe con marcas rúnicas. La pequeña figura está sentada en un sillón diez veces más grande y su semblante se asemeja más al de un viejo sabio reflexionando acerca de los grandes misterios del universo.

Así estaba yo contemplando la luz trémula de la lámpara mágica, mis padres estaban abrazados con un rostro de genuina consternación mientras veían a su bebita de dos años seria como muerto y con la postura de un adulto. No era tan lejos de mi verdadero estado mental, de acuerdo a los años de mi vida pasada yo debería de tener 16 años a lo mínimo, casi estaba seguro de que el transcurso del tiempo en este mundo era diferente, probablemente ya pasaba los 18, no lo sé aun, sin referencias certeras es casi imposible de calcular.

"Esto es una especie de broma divina o consecuencia de mi estupidez"

En efecto me siento como un estúpido, simplemente, ¡como pude ignorar que soy una niña! Jamás me moleste en rectificar mi sexo, todo este tiempo asumí ser un hombre. Es extraño pero las sensaciones reales se funden de formas misteriosas con las de mis recuerdos, no importa si pase más de 15 años en un cuerpo masculino, ya ni siquiera encuentro la diferencia entre... bueno como se siente una entrepierna abultada y una de estas. Con años mentales de ventaja pensé en utilizar el baño por mí mismo, pero no hay baño, hay una letrina y no pensé dos veces en arriesgarme a caer en un pozo lleno de excremento. No hay bacinillas, somos pobres, ni siquiera sé si los ricos tienen una de esas. Le deje todo el trabajo a la madre primeriza que me atendía tan amablemente. Ya habían pasado casi dos años de mi nacimiento y descubrimiento fatal, aún seguía molesto, triste, destrozado.

"No llores, no llores"

Mi alma misma se sentía castrada. Yo había sido castrado, mi virilidad, mi hombría perdida para siempre. Sumido en una espiral si retorno, mi mente le daba vueltas al asunto una y otra vez.

Contemple mis manos regordetas, estos dedos frágiles serán los dedos de una mano suave y delicada, una mano besable, una que será entregada en matrimonio a un granjero gordo lleno de barros. La angustia se apodero de mí, las lágrimas masculinas derramadas por mi agonizante varón interior emergían de unos inocentes ojos femeninos.

-- Muedrieder, hijita...

La voz de mi madre se quebró por enésima vez, las lágrimas brotaron nuevamente mientras ocultaba su rostro en el pecho de mi padre.

--Baralsac, que le pasa a nuestra hija?!

--No lo sé Merieder, no lo sé...

Varias veces habían intentado acercarse a mí y yo los rechazaba con gestos propios de un anciano cascarrabias. Se dieron por vencidos cuando balbucee ¡Largo! y me encerré en mis oscuros pensamientos.

Me partía el corazón verlos a ambos tan preocupados, decidí parar de una vez por todas con mis inquietudes y las de ellos. Este mundo estaba lleno de magia eso era seguro y si aprovechaba mis conocimientos de mi vida pasada podía lograr una buena suma de dinero, tal vez pagarle a alguien para que me regresara a mi estado original y cambiar los recuerdos de mis padres. Imagine era algo tan común como pagarle a alguien por el pan, o tal vez yo mismo podría aprender magia o hechicería y hacerlo por mí mismo.

¡Eso era todo! por ahora, por los siguientes años debía lograr mi primer objetivo, aun si tenía que soportar el vivir en un cuerpo de mujer.

--Mamiiii... pancitaaa... duele

Lleve mis manitas al abdomen y fingí un cólico, mi mama de inmediato me atendió y mi papa le ayudo cariñosamente. Ambos durmieron tranquilos después de curar mi malestar ficticio. Mientras yo, acostado entre dos padres ejemplares, contemplaba las estrellas de constelaciones diferentes a las del cielo al que estuve acostumbrado por tantos años. Me inunde con la determinación de lograr mis objetivos, juré en mis adentros a regresar a mi vida normal de hombre. Sabía que el camino sería difícil pero valdría la pena.

Quien sabe qué pueda pasar...

La Dama Blanca es un varónМесто, где живут истории. Откройте их для себя