Capítulo cuarenta y tres

386 24 11
                                    

Narrador universal

—Buen día— dijo Benjamín, entrando a la cocina

Detrás de él, venía Felipe. Luisana y Camila ya estaban sentadas en la mesa, desayunando. Aún no había amanecido, pero ellos ya estaban listos para comenzar con la obra.

—Si quieren desayunar, hay café preparado en la cafetera— dijo Camila —Y tostadas—

—¡Camila!— la regañó Luisana por lo bajo —No se merecen ni un pan quemado—

—Gracias Cami— dijo Felipe

Ellos se sirvieron café, y se sentaron frente a ellas en la mesa.

—¿Y hasta que hora tienen pensado trabajar en el sótano hoy?— pregunto Benjamín, tratando de romper ese silencio incómodo 

—Hasta las cuatro de la tarde, luego de eso tenemos cosas que hacer— contestó Camila

—¿Que tienen que hacer ustedes dos?— frunció el ceño el mexicano

—Eso no les importa Felipe— dijo Luisana, de mala manera

—Oye, tranquila, se supone que tu y yo somos amigos ¿no?— dijo confundido

—Algo así, pero no por eso les tenemos que dar explicaciones—

—¿Algo así?—preguntó sorprendido el rubio —igual no es darnos explicaciones Luisana, simplemente Felipe les pregunto de buena onda, al final nunca se les puede decir nada a ustedes—

—Mejor dicho imposible amigo— Felipe palmeo su hombro

—Bueno mejor dejen de pelear y coman rápido así podemos empezar, no tenemos tiempo que perder— los apuro la castaña

—Primero quiero mis disculpas, reinita— sonrió Felipe agrandado

—Son las seis de la mañana, recién me despierto y eso me pone de muy mal humor ¿Pueden desayunar en silencio y sin decir estupideces? — dijo la rubia

A Felipe se le borró la sonrisa por completo. En su lugar, quedo en completa seriedad.

—Que mala onda— respondió Benjamín

—Cálmense todos, esto va a terminar mal— los freno Camila

Siguieron desayunando en silencio y fueron hacia el sótano a trabajar en las habitaciones, Rafael les había conseguido los materiales y les había explicado como hacerlo ya que querían hacerlo por su cuenta y sin ayuda. 

—¿Por donde empezamos cami?— preguntó Felipe —Yo anoche estuve haciendo unos planos, pero no tenía las medidas— le extendió un papel

—Esto es bueno— sonrió ella —Creo que tendríamos que tomar las medidas del lugar, para poder comenzar con la estructura—

—Miren que tienen que ser exactamente iguales, no se aprovechen— los amenazo Luisana

—Bueno entre Felipe y yo medimos el espacio así nos aseguramos de que todo sea idéntico, ustedes dos de mientras empiecen a traer las maderas— ordeno Camila

Todos le hicieron caso, Luisana fue junto a Benjamín a buscar las maderas que se encontraban en el jardín del hogar, mientras que Camila se quedo tomando las medidas del espacio junto a Felipe para poder seguir los planos que él mismo había preparado. Todo marchaba bien, o eso parecía.

—Me parece que así esta perfecto— le sonrió Camila orgullosa luego de un rato, habían trazado las medidas en el suelo para no olvidarlas

—Si, eres una genia, menos mal que estabas tú, yo solo hubiera hecho un desastre, justos es más fácil—

Prohibido enamorarse de élWhere stories live. Discover now