Capitulo siete

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Narrador universal

Cuatro puertas, cuatro castigos diferentes.

Se dividían en colores, del más leve al más grave. 

Amarillo, malo.
Naranja, muy malo.
Rojo, peligroso.
Negro, muy peligroso.

—¿Me escuchan?— dijo Luisana, comenzando a hiperventilar 

El cuarto en el que ella se encontraba, era completamente blanco, pisos paredes, hasta incluso la luz. Golpeaba las paredes intentando encontrar la puerta, pero había desaparecido, como por arte de magia.

—¿Luisana? yo te oigo — respondió Felipe, golpeando la pared también —¿Camila? ¿Benjamín?— 

El cuarto de él era marrón por dentro, incluyendo también, las luces. Tal como el cuarto anterior,

—Te escucho bajito, Lu, pero a vos te escucho fuerte y claro Felipe— respondió él, desde un cuarto completamente azul —¿Camila esta todo bien? ¿nos oís?—

—Si chicos, mantengan la calma y busquemos las puertas, intentemos salir de acá— dijo desde el cuarto rojo

—Deben ser nuevas celdas de castigo, seguro estaremos unos días y luego nos sueltan, no se preocupen— intentó calmarlos Benjamín

—¡Tengo un mal presentimiento! Me estoy ahogando, quiero irme— dijo Luisana

—Tranquila, nada malo va a suceder— respondió Felipe nervioso

Benjamín comenzó a golpear una de las paredes, esperando encontrar la salida, pero cuando de repente, una pantalla apareció, no pudo evitar gritar. La cara de la directora aparecía arriba de todo, sonriente, debajo de ella, la pantalla se dividía en tres, y él podía ver a Luisana, Felipe y  Camila, cada uno desde la puerta que le tocó. 

—¿Mi amor? ¿estas bien?— preguntó Luisana, al oírlo gritar. 

Frente a ella, la pantalla también se encendió, dejando ver a el resto de los chicos. A su vez, las pantallas de Felipe y Camila también comenzaron a transmitir.

—Felicidades, son los primeros en probar la nueva herramienta de disciplina extrema, para los internos más rebeldes— dijo la mujer —Esto, es para recuerden que ustedes son míos, son simples números, no sienten, no tienen pasado, mucho menos un futuro— hablo pausadamente —De nada les sirvió su amistad, de nada sirvió todo ese cariño que se tienen, siempre supieron que estaba prohibido, pero de todos modos lo hicieron ¿saben cuales son las consecuencias?—

—¿Cu- cuales?— tartamudeo Luisana

—Vos vas a descubrirlo, veintitrés— sonrió la mujer —¿Cómo se siente? no tener pasado, no saber quien sos, no importarle a nadie ¿cómo se siente, veintitrés?—

—¡No le haga nada!— gritó Benjamín —Ella no hizo nada, déjenla—

—Nunca lograste adaptarte, nunca entendiste que eras solo un número, seguiste empecinada en hacer amigos, en tener un nombre, en creer que eras alguien, es por eso, que llego la hora de rendirse, veintitrés—

En la pantalla, se enfocó solo a Luisana, en ese cuarto blanco, comenzó a salir un humo verde y frio del suelo, era poca cantidad, pero poco a poco aumentaba su cantidad. El cuarto comenzaba a helar.

—¡¿Qué es esto?!— preguntó desesperada —¡¿QUÉ ESTÁ PASANDO?!—

—No respires, veintitrés—

Prohibido enamorarse de élWhere stories live. Discover now