Capitulo dieciocho

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Luisana.

El granero, las muñecas viejas de Inés, que ahora eran mías y de Juanita. Los celos de mi mellizo, porque no jugaba con él. El uniforme de la escuela, lleno de tierra y paja, papá odiaba que use el uniforme cuando venía al granero, pero yo estaba apresurada por saludar al abuelo, hoy era su último día en el país. Se despidió preparando la merienda para todos. 

Cerré los ojos con fuerza, evitando llorar.

—Luisana ¿estas bien?— preguntó una dulce vocecita, devolviéndome a la realidad

—¿Me conoces?— susurré entre lagrimas, la niña solo frunció el ceño

—¡Nos dejaron solos! ¡Nunca nos buscaron!— se quejó el niño rubio, que abrazaba a Titan —¿Por qué tardaron tanto? ¡Los necesitaba!— gritó entre lagrimas también

—Te extrañe mucho, Luisana— dijo la niña, aún abrazada a mí

—Yo sabía que alguien nos estaba buscando— sonrió una niña de ojos verdes, en brazos de Felipe

—¿Cómo nos conocen?— preguntó Cristian, al parecer igual de confundido que yo

—¿Saben algo de Mariano?— preguntó el rubio

Fruncí el ceño, ese era el nombre de mi hermano, lo pude recordar hace pocas semanas. 

—¿Inés y Javier?— preguntó la niña

Inés, acabo de recordar su nombre. 

—¿Quienes son ustedes?— pregunté nerviosa

—Siempre haces chistes— rió la niña —No cambias más—

—No es un chiste, nosotros no sabemos quienes son— dijo Titan

—Pero ustedes son Luisana y Cristian ¿no?— preguntó el niño —¡No estamos locos! ¡Sabemos quienes son!—

Me arrodille, para quedar a la altura del pequeño.

—¿Cómo te llamas?— pregunté quitando una lagrimita de su rostro

—Soy Agustín... por favor, Luisana... acodarte de mí—

—Agus, no se si somos nosotros a los que ustedes buscan, pero puedo decirte que tanto Titan como yo, tenemos amnesia, perdimos la memoria, hace años ¿entendes?—

—No lo entiendo ¿cómo pueden olvidarse de mi?—

—Agus, es como lo que me paso a mí, yo perdí la voz... y ellos la memoria— dijo la chica —Yo soy Juanita—

—Juanita— repetí —El granero...—

—¿Justo a los dos les tenía que pasar?— pregunto la niña en brazos de Felipe— nos están mintiendo, es porque ya no nos quieren ¿no?—

—No es eso, nosotros no sabemos quienes son— suspiró Cristian 

—Ella es Natalia, y nosotros somos sus...— comenzó a hablar Agustín, pero fue interrumpido

—NO— gritó Rafael —Tanta información de repente puede causar daños irreparables—

—¿Y entonces que hacemos?— preguntó Juana

—Lo primero es ir al hospital, Natalia no se ve bien—

narrador universal

—Mi mamá se llama Ana Pizarro, y era artista, mi papá se llama Juan Maza, y era empresario, se conocieron en un viaje de negocios de él, fue a un museo y encontró las obras de mi mamá— contó Agustín

Prohibido enamorarse de élWhere stories live. Discover now