C U A R E N T A

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Luisana:

Una maravillosa tarde de verano, el sol estaba por ponerse, y el discurso de Rafael había terminado hace unos cuantos minutos, Felipe y yo habíamos regresado a la apertura del hogar, y la celebración ya había comenzado. La gente disfrutaba de los juegos que se habían armado en las calles, y de la música que se oía por doquier. Todo era risas, charlas y canciones. 

—¿Qué hacen de la mano?— Titán apareció detrás nuestro —¿Me perdí de algo?— rió

Solté con prisa a Felipe, y traté de pensar una buena excusa.

—Es que...— 

Noté como Felipe trataba de aguantar las risas, él amaba reírse de mí. Yo sentía ganas de golpearlo.

—¿Sabes que es lo que pasa, Titán?— preguntó él —Es que si a tu hermanita la tontita no la toman de la mano, los autos la pasan por encima en la calle... es muy distraída—

—La calle está cortada, Felipe, no pasan autos— rió Cristian

—Es que habíamos ido a caminar... yo creo que desde que tu estás con Olivia ves amor en donde no lo hay, como se nota que estas enamorado— dijo Felipe

—¡Entre ella y yo no pasa nada!— exclamó nervioso —tengo que irme, me esta esperando—

Cristian se fue más que nervioso, dejándome a solas con Felipe. Este estalló en risas.

—¿Siempre yo te tengo que salvar?— dijo burlándose —No voy a poder hacerlo toda la vida ¿sabes?—

—¿Y por qué no? somos una buena dupla, yo me meto en líos y vos me sacas de ahí—

—Tendrás que aprender a salir de esos líos tu solita, ya demasiado te ayude... además, él día que tenga una novia, tendré que dedicarme a ella ¿no te parece?—

—¡No!— chillé —Vos no podes tener una novia—

Sonaba como una niña chiquita peleando, hasta yo me sorprendí de lo que había hecho. Pero es que la idea de verlo a Felipe con otra chica me causaba tanto rechazo, el estómago me dolía y el enojo se apoderaba de mí. No comprendía porque me molestaba tanto, sabía que en algún momento tendría que pasar, pero esperaba que ese momento nunca llegue.

—¿No puedo?— frunció el ceño, confundido

—Es que te van a volver a lastimar... y yo no quiero que pases por eso, estas mejor así solo—

—No todas las chicas que se me acerquen van a lastimarme, tranquila— sonrió

—¿Acaso te gusta alguien?— me cruce de brazos

Él solamente rió, con ternura. 

—¿Tienes ganas de hacer algo?— cambió de tema

—¿Algo como que?—

—Y.. no se si te diste cuenta pero estamos rodeados de juegos—

—No se que podemos hacer— dije distraída

Había perdido por completo mi atención, vi a Camila, sentada en el frente de la casa, sola y aburrida, observando a la gente a su alrededor. Era muy probable que este esperando a alguien que vaya a hablarle, pero nadie lo haría, Camila no tiene amigos, solo a Mariano e Inés, y ellos no estaban aquí. Ahí recordé lo que me dijo la psicóloga, ella sigue siendo la chica que conocí, no una amenaza.. pero bueno, cuesta tanto verla como antes después de lo que me hizo

Prohibido enamorarse de élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora