Prohibido enamorarse de él

D I E Z

Narrador universal.

—¡Benjamín, reacciona!— gritó Felipe, a punto de enloquecer.

—No podemos escalar, nadie nos escucha, las chicas no saben que estamos acá... ya no tenemos nada que hacer, Felipe— respondió sin mirarlo

—Entonces moriremos...— dijo sin poder respirar adecuadamente —Moriré, sin salir de aquí, sin poder tener una casa de verdad, con una familia de verdad, moriré sin casarme con Camila, sin tener hijos con ella...—

—¿Podes calmarte? ya está, no hay nada que hacer— respondió el rubio —No se me ocurre nada, pero con tus discursos de moribundo no puedo pensar—

—Falta un montón para casarnos, pero te aviso que yo quiero tener tres hijos, mi amor— dijo ella, desde arriba del aljibe, con una sonrisa en su rostro —Quise estar sola unas horitas, y ahora tengo que venir a rescatarlos, no puede ser—

El rostro de los dos chicos se iluminó al verla, cuando por fin se habían rendido, ella llegaba a darles una mano, otra vez.

—¡CAMILA!—gritaron ambos 

—No soy Camila, soy la súper chica— presumió —Vine a salvarlos, yo puedo sola, pero parece que ustedes no—

—Mi amor, luego sigues con tus bromitas, tienes que sacarnos de aquí, hay un cadáver— suplicó su novio

—Tengo una soga, la até a la punta del aljibe así que va a resistir, tienen que trepar— les arrojó la soga y ellos rápidamente subieron, primero Felipe, y por último Benjamín.

—Me salvaste la vida, otra vez— dijo el rubio —Sos mi heroína— él intento abrazarla, pero ella lo ignoro

—¡Felipe, mi amor!— fue a sus brazos— No te imaginas el susto que me diste, tuve mucho miedo cuando vi que los atraparon, así que vine corriendo hasta acá, yo estaba en el techo, tuve que saltar hasta el árbol—

—Gracias princesa, acabas de salvarme la vida, otra vez— sonrió —después de esto creo que lo mejor que podemos hacer es escaparnos, mañana a primera hora lo haremos— afirmó

—Camila ¿vamos a empacar?— pregunto Benjamín, intentando meterse en la conversación

—Primero tendrías que bañarte, tenes un olor horrible ¿Feli, mi amor me ayudas vos a empacar?—

—Me encantaría, pero yo quiero bañarme, y luego intentaré hablar con los chicos de la resistencia, para ver si están de acuerdo con escapar— 

Comenzaron a caminar hasta los ductos, y esta vez, salieron por el taller. 

Felipe fue hasta el cuarto, y en silencio tomó su ropa, para poder bañarse en paz. Benjamín se quedó a solas allí, con Camila.

—¿Te pasa algo conmigo? ¿estás enojada?—

—No ¿tendría que estarlo?— elevó una ceja

—No, pero te siento algo distante— se encogió de hombros

—Estoy haciendo lo que me pediste, me aferró a Felipe y me olvido de vos—

—Nos tiraron a un pozo— dijo él, de repente —Con un cadáver, yo toqué sus huesos... intentaron matarnos, otra vez... lo último que quiero ahora es discutir con vos, Camila—

—Perdón...— dijo ella

—Tengo el olor impregnado en mi piel... yo lo toqué ¿entendes?— abrazó sus piernas, haciéndose bolita, intentando calmarse —Si vos no llegabas...—