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Él era el abismo en el que no quería caer, yo, era la eternidad que él no podia vivir.

Un comparación tan precisa para describir lo que vivíamos.

Aun estaba ahí parado mirándome, no decía nada, solo me observaba con una intriga enorme.

—Fue terrible— expresó refiriéndose al atentado.

—Si, muchas gracias por lo que hiciste, fue un gran gesto— agradecí.

El asintió acercándose a la cama.

Era tan considerado, estaba en deuda, aunque el asesino no me iba a matar Dániels me evitó quizás que sintiera más dolor, debía agradecerle porque...

—Lamento no haberte ayudado de inmediato

¿Que?

—¿De que...?¿A que te refieres?— pregunté.

Su mirada pérdida.

—Cuando te vi ahí con ese hombre sobre ti, mis ojos solo vieron la herida en tu pierna, me quedé en shock, ¿quien quería marcarte así?, por uno segundos no pensé en nada y luego reaccioné y ya sabe qué pasó.

Marca, ¿qué fue lo que ese hombre hizo en mi pierna?

Me acomodé como pude en la cama y quité la Benda de mi pierna.

Mi garganta se cerró al ver la marca en mi muslo, el terror invadió mi mente y solo pude pensar en lo que sucedería si volvía a venir por mi.

La marca aun sangraba un poco, ver mi piel rasgada para crear esa marca solo me proporcionó miedo.

El destino era un psicópata.

Mi pierna adolorida temblaba,su caligrafía me pasmaba y la palabra era la correcta.

"TU!"

Recorbaba perfectamente como había cerrado el siglo de exclamación haciendo presión en mi piel enterrando el filoso vidrio en cada capa de mi muslo.

Ese "TU!" solo me gritaba que estaba tachada a morir a los 17, era una ficha destinada a caer.

¿Moriría? Nunca le pregunté a Ella cuantos habían logrado matar a su asesino.

—Talvez si no me hubiera paralizado ese hombre no te habría hecho esta marca— dijo Dániels.

Nuevamente abrió su ojos y sonrió.

—Me alegra que no murieras— completó acercándose a mi o mas bien a mis labios.

Mi respiración se aumentó, mi mente dibagaba en los sentimientos que tenía por Henrry y la amistad con Grace.

Sus labios muy cerca de los míos fueron interrumpidos por un dedo que se movió solo y me dio espacio y un poco de dignidad.

—Creo que no es el momento— dije avergonzada.

Sus labios entonces besaron mi mejilla y se alejaron de mi, mojó sus labios un poco y dijo la ultimas palabras que escucharía de él en ese día.

—El momento no importa, lo que importa es qué sientes— sonrió.

Mi boca dibujo una tierna cara y se dejo observar enrrojamiento en ella.

Dániels sentía algo por mi.

—creo que...— señalo la puerta e hizo un ademán de irse— descansa.

Salió de la habitación y me acomodé en mi cama.

Deje salir una bocanada de aire y sólo cerré mis ojos.

¿y si no lograba matar al asesino?

¿cuantos atentados me haría?

Abismos Eternos © [ Parte 1 Y Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora