6. Las Botas.

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Aun no podía creer que en mi primera salida me había topado con Aaron, había sido formidable nuestro encuentro y estaba segura de que quedaría en su mente, esperaría el momento perfecto para atacar.

Debía reconocer que no lo esperaba, habían cosas que se me salían de las manos, supongo que a Daniels también, como la vez que notó que ya tenía un asesino, el claramente no sabía que estaba en mi última vida y eso le mejoró el plan.

Yo tenía mis dudas con respecto a este lugar, que el taxista que me trajo hubiese sido degollado era muy sospechoso.

Debía ser cuidadosa, hasta el momento no tenía nada que temer, aun no había cometido ningun crimen así que era libre.

Era de mañana, amanecí muy contenta, esto estaba saliendo a la perfección.

Mientras hacía aseo y escuchaba música noté algo bajo uno de los muebles, en la sala,

Era una tarjeta personal. Si.

Cuando la giré casi quedo sin aire, tenía el nombre y el número privado de Aaron, esto no podía ser verdad.

¡NO PODÍA SER VERDAD! contuve la emoción.

Su numero privado era algo que no esperaba, debía usarlo.

Hice todos los queaseres y me alisté, me puse un vestido amarillo de pliegues con un sombrero del mismo color y unas gafas de sol, debía verme ridícula.

Marqué el número y de inmediato se contestó pero no dijeron nada del otro lado así que hable yo.

—Hola, Buenos días.

—Ohh Alice, he estado esperando tu llamada toda la mañana. Buenos días ¿que tal estás?

Justo debía preguntar esa estupidez. Aunque pensándolo bien... estaba excelente.

—Excelente ¿y tu? — dije, bueno... Él si que estaba excelente: dinero, belleza y poder ¿Que otra cosa necesitaba?

—Estoy bien, mucho mejor ahora que escucho tu voz— dijo.

Es enserio? Jajaja que discurso mas barato para enamorar, aguante una risa.

—Me encontré tu tarjeta rodando por mi casa asi que decidi llamar, necesito trasporte y dije que no tomaría sus taxis asi que me preguntaba si...

—¿A donde quieres ir? yo te llevaré— soltó, esto sería demasiado facil.

Hice silencio pensando algo y una idea cruzó por mi mente.

—Necesito ir a comprar algunas cosas a algún almacén, muchas gracias por ofrecerte.

Dentro de mí había una especie de odio que se intentaba desbordar, él era tan gentil, tan amable que hastiaba.

—Paso por ti en 5 minutos — lo ultimo que dijo.

En ese tiempo que se tardó, que en realidad fueron unos 3 minutos, me miré y miré en el espejo viéndome desde todas las perspectivas luciendo hermosa, el sombrero no convinaba tanto pero lo usaría.

Él llegó hasta la puerta y mientras me acercaba se miro en el cristal peinandose un poco, que egocéntrico.

Ok, no lo era pero no podía evitar sentir una especie de ira.

Sus ojos viajaron por todo mi vestido de la misma forma morbosa en que me miraba ayer, me incomodaba, era demasiado expresivo, no me agradaba.

—Luces tan...

—Hermosa, lo sé, todos me lo dicen— corte tajante.

Él me abrió la puerta de su auto y me acomodé en el asiento de adelante, ¿acaso estaba avanzando demasiado rápido?

Abismos Eternos © [ Parte 1 Y Parte 2]Where stories live. Discover now