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***

Mis ojos se abren lentamente. Estoy en una calle solitaria.

La lluvia cae intensamente, no se donde estoy. Mis manos están llenas de sangre por la herida en mi abdomen del lado izquierdo.

La calle sólo es iluminada por un farol de luz amarillenta, la sangre se mezcla con el agua debajo de mi.

Estoy tirada en la acera. Siento mis labios palpitar por el frío, mi espalda contra el poste de luz.

Mis manos sobre la herida haciendo presión por el dolor, a lo lejos, fuera del perímetro de lo claro alguien se acerca y tiene la navaja que introdujo en mi abdomen.

***

Es entonces cuando despierto, mi cuarto está igual que la noche anterior.

El miedo por ese sueño hace que mis manos no puedan estar quietas. La puerta hace un ruido extraño, como si... No, claro que no, cálmate Jhalia solo estás asustada por ese sueño.

Poca luz del sol entra por la ventana, parece que este día no será de lluvia en Tosdel.

Cuando el sol se logra ver en el pueblo, cuando los pequeños rayos cambian el tono del cielo la lluvia puede que no haga acto de presencia, pero en realidad el clima aquí es muy incierto.

Me acerco a la ventana, y miro el bosque que se mueve con la brisa fresca que viene de no sé dónde.

Bajo la mirada hacia la piscina, y mi boca se abre.

Esta él fuera de ella, el chico del paraguas de anoche sin camisa, solo con una pantaloneta y una red en mano sacando las hojas.

Su cuerpo no está tan ejercitado pero se pueden ver un par de músculos por ahí.

Su cabello está desordenado.

Saca todas las hojas de la piscina y lanza la red a un lado, se sumerge sin más, por unos momentos su cuerpo está bajo el agua, asoma su cabeza y la mitad de su pecho. Su cabello mojado está pegado a su frente.

En un momento voltea a mirar hacia la ventana donde está la Jhalia despeinada de hace unos minutos.

Intento ocultarle pero es imposible, de seguro debe tener una sonrisa en su boca.

Sabiendo que no puedo esconderme me asomó nuevamente y de reojo veo que sigue mirando hacia acá.

Me amarró el cabello en una coleta alta frente a él y peinó mis cejas, debe darse cuenta que no logra intimidarme.

Me preparo para ir al colegio, me visto rápidamente con una camiseta blanca con letras negras y unos vaqueros, salgo, tomo mi mochila del estudio, y bajo las escaleras.

Mamá no está, ya de seguro debe estar en su aburriconferencia en la empresa.

Voy a la cocina donde me espera Lili y Conce, las empleadas.

Les doy una sonrisa.

Conce prepara no se que cosas, ella es la de la cocina, la otra es Lili la de la limpieza. Conce es más vieja que Lili, tiene unos 65 y Lili pasa por los 43.

Me espera un rico desayuno en la cocina, solo tomo una fruta del centro de la mesa y salgo corriendo, sé que no les gusta que deje el desayuno.

—Señorita Jhalia, espere— dice Conce.

Pero es tarde, ya llame al chófer para que me lleve al instituto, me espera fuera del terreno de la casa.

Camino hacia allá con el morral puesto, paso mis manos por mi cabello, estoy cerca de la entrada cuando miro hacia el lado derecho de la casa. Lo que veo es a ese chico mirándome. ya está listo para asistir al instituto.

Abismos Eternos © [ Parte 1 Y Parte 2]Where stories live. Discover now