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Narrado Por Amalia García

- Dime – sonreí señalando a la chica que había levantado su mano

- Primero, muchas gracias por tan hermoso libro – reí levemente – y, quería preguntarle ¿Quién fue su gran inspiración? ¿en que se basó para escribir tan bellos poemas?

Abrí mis ojos con sorpresa y sonreí, recordé sus ojos, su sonrisa, sus brazos protectores y todo lo que el significaba para mí. La vida me había dado la oportunidad de ser feliz junto a él. Hacía ya siete años que todo andaba como debía haber sido en un principio y esperaba que así lo fuera siempre.

- Mi salvador – confesé, noté que el público fruncía el ceño con gran confusión – mi vida no fue una vida normal, un día me encontré con alguien que me salvo la vida... me encontré con mi ángel de la guarda de carne y hueso. Todo esto que tengo es gracias a él, todo lo que soy es gracias a él y a su familia – sonreí recordándolo – el, me dio la oportunidad de ser quien soy y me cuida como lo más preciado que tiene – me acomode el cabello detrás de la oreja – con quien tuve dos hijos maravillosos, con quien disfruto de leer en voz alta a mis escritores favoritos, es quien saca todas mis facetas a relucir y quien me ama a pesar de todo, es mi inspiración por lo que es como persona – suspire – por todo lo que me enseña, porque a pesar de los daños y años, es la persona con quien quiero estar el resto de mi vida

Luego de haber dado la conferencia sobre mi libro en uno de los teatros mas importantes de la ciudad tome mi auto y maneje hasta mi casa, era de noche y lo único que ansiaba era abrazar a mis hijos y a Juan Pablo. No los había visto desde temprano en la mañana.

Recordé la pregunta de aquella chica, hablar de él, siempre me emocionaba y mas sabiendo que era la parte fundamental de mi vida, de mis escritos. Me hubiese encantado que estuviera presente, pero debía hacer cosas con la banda y no podía desviarse de su trabajo.

Al llegar fruncí el ceño cuando vi una tela blanca en la entrada de la casa, muchas luces adornaban el lugar. Había una escenografía de un castillo hecho de cartón en uno de los escalones y unas plantas alrededor.

- ¿hola? – llame, era de noche y esto era extraño

- Mama

Amadeo corrió hacia mí, se encontraba disfrazado de un principito.

- Hola pequeño – reí mientras abrazaba mi cintura - ¿Cómo has estado?

- Muy bien – me observo pegando su mentón en mi vientre

Amadeo había sacado los ojos de juan pablo, sus ojitos verdes eran más claros que los de su padre, pero eran igual de hermosos que los de él. Acaricie su mejilla con ternura, era un pequeño farolito en mi vida. Una luz hermosa que no me dejaba caer en ningún momento.

- ¿y alma? – pregunte curiosa

- Aquí

Ella sonrió detrás de la cortina blanca y corrió hacia mí.

- Hola mi amor – sonreí con emoción cuando me abrazo también junto con su hermano - ¿Qué hacían? – fruncí el ceño

- Pues – alma se separó de mí y observo la tela – estábamos haciendo una obra de teatro

Abrí mis ojos con sorpresa y reí levemente. Me encantaba que ellos hicieran cosas tan didácticas y divertidas como estas, cuando era pequeña los hacía con mis padres y los amaba. Disfrazaba a papa de príncipe y a mama de hada madrina mientras que yo, era la princesa a quien había que rescatar.

¿Que sabrá Neruda? - Juan Pablo VillamilWhere stories live. Discover now