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Narrado por Juan Pablo Villamil

Inhale y exhale exhausto, había salido a correr. No podía ahogarme en alcohol así que mi enojo lo descargaba corriendo. Ingrese a la casa, todo estaba en silencio. subí las escaleras y caminando a mi cuarto fruncí el ceño al escuchar la voz de Isaza y la de Sam.

- Claro, tú le envías el enlace y solo esperas a que se conecte – comento Isaza

- ¿creen que se conectara? – bruno hablaba esta vez

- Claro que si – hablo con obviedad Sam

- Recién se fue y ya la extraño

Lo que había dicho Bruno hizo que intentara entender de lo que hablaban.

- Bien, también tienes Skype – hablo nuevamente mi amigo – es mucho más fácil que zoom, pero está en ti elegir qué quieres

- Cualquiera de las dos aplicaciones me parecen interesantes – bruno hablaba como todo un adulto – mientras pueda verla y hablar, me parece que iré bien

- Ese es mi muchacho – Sam hablaba con orgullo

- Bueno, nosotros nos iremos – Isaza hablaba – tienes nuestros números, puedes hablarnos cuando quieras

- Gracias, eres muy bueno

Reí levemente cuando Bruno se refirió a mi amigo de la vida, él era especial y genial. ¿Cómo negar eso?

- Cuídate

Sentí que abrían la puerta y ambos me observaron con gran curiosidad.

- Am yo

Ambos salieron y cerrando la puerta me volvieron a observar. Fruncí el ceño, esto no se veía para nada bien. Desde ayer sentía una especie de inquietud, pero no quería asumir que era por ella y por el gran abismo que nos separaba.

Isaza iba a decir algo, pero Sam lo detuvo rápidamente, el asintió bajando la mirada al suelo. Esto se ponía cada vez más extraño.

- Lía se fue – susurro con seriedad

- ¿Qué? – fruncí el ceño con gran confusión – espera, ¿Qué?

Debía volver a preguntar porque me era imposible de creer que esta pesadilla se hacía nuevamente real.

- Le ofrecieron una beca para ir a estudiar al exterior

Comencé a reírme, intentaba no querer entender esto.

- Se fue a España, ayer

La observe fijamente, la risa de payaso se había acabado. La seriedad se apodero de mi rostro, ¿Por qué no podía tan solo alegrarme por esto? sentía que me algo faltaba y aquello extraño que sentía el día anterior ahora tenía su nombre. Quería llorar, internamente me convencía que era un gran estúpido, un gran gilipollas por todo.

- Pero – intentaba entender

- Pero, si – asintió – decidió irse para que dejes de sentirte traicionado, para que puedas ser feliz 

- No es así, jamás quise que se vaya

- Pero lo hizo, lo lograste – hablo con seriedad – igual te dejo esto – me entrego un sobre color blanco

Lentamente lo tome, no sabía que más decir. Me sentía tan tonto, me relamí los labios mientras observaba el sobre ¿y ahora qué?

- Fuiste un gran estúpido ¿lo sabes? – volví mi vista a Sam – la lastimaste

- Sam – Isaza intentaba que ella no sea tan cruel

- Déjame – suplico ella – ojalá no vuelva nunca y que jamás la vuelvas a encontrar

- Sam – suplique, quería ir a buscarla

- Vas a llorarla – me sentencio – vas a suplicar por su perdón

Apreté con fuerza mis labios. Me arrepentía, eso era verdad, pero tampoco podía pasar por alto las pruebas que apuntaban contra ella. ¿Qué esperaba? El pensar que por la única mujer que me comporte como un estúpido romántico me había traicionado de esa manera no hacia más que saliera la peor versión de mí.

- Sam – nuevamente Isaza hablaba – creo que debemos irnos ya

- Si – asintió observándome a los ojos

Ambos comenzaron a caminar hacia la escalera, pero aun tenía algo que preguntar.

- Sam – la pelirosa volteo a verme, baje mi vista al sobre - ¿ella me odia?

La observe con gran dolor, al menos quería saber que a pesar de todo, ella me quería como yo aún lo hacía.

- Le pidió a Bruno que, si ella no estaba que te escuchara a ti, ¿De verdad crees que te odia? – frunció el ceño – Lia está muy lastimada por la vida, pero no tiene lugar para el odio en su vida y eso lo sabes Villa

Asentí levemente y dejé que ambos desaparecieran de mi casa. Inhale conteniéndome las ganas de llorar y gritar lo que sentía por dentro. Ella se había ido y no había forma de hacerla regresar aquí luego de todo. Observe el sobre, debía leer esto con gran tranquilidad y sin miedo.

Decidí tomar una ducha antes de enfrentarla. No quería asumir mi gran tristeza y el vacío que se había instalado nuevamente en mí.

Si una vez tuve miedo de perderla, aquí las consecuencias de que mi miedo se hiciera presente con su ausencia en la ciudad iban a ser cruciales en mi vida. ¿Ahora como la olvidaba? ¿Ahora donde me encontraba? Ella me había salvado sin darse cuenta y yo le había roto las alas que se había construido ella misma.

Me senté en la cama y pensé si estaba preparado, ¿Qué más me podía doler? Saque lentamente el papel. Era pequeño, se encontraba doblado.

Su caligrafía era perfecta, digna de una meticulosa lectora y fiel a la gramática.

"Sé que piensas que no te quería y que solamente te mentí, no me importa ser hoy tu enemiga.... Solo quiero continuar sin ti. Ojalá que encuentres todo lo que un día yo te di, ojalá que de ese modo tú te olvides ya de mí. Ojalá que sea muy pronto que alguien te haga más feliz, ojalá que no me extrañes... que yo no te extraño a ti"

¿Qué no la extrañara? Mis brazos se encontraban fríos en su ausencia, mi cuerpo pedía a gritos sus manos y sin contar que ansiaba escucharla leer, su voz me hacía bien. ¿Qué la olvidara? Me haría falta volver a nacer y resetear mi cabeza, mi corazón y mi cuerpo para que cada rastro de ella desapareciera de mí. ¿alguien más me daría lo que ella me dio? Nadie había logrado incrustarse en lo profundo de mi corazón y aunque me haya comportado como el mayor de los criminales jamás dejaría de amarla. Jamás dejaría de pensarla, ni de extrañarla.

Pero ahora entendía que, por más que uno se esforzara por ser su mejor versión, el amor podía traicionarte y convertirte en aquello que odiabas, podía hacerte romper con todo lo hermoso que había a tu alrededor. Mi amor termino por romperla y por acabar con cada momento en su piel, mi martirio comenzaba ahora que ella se fue.







Y aquí termina la primera parte de esta historia, espero que les haya gustado y que apesar del drama no entren en crisis... vuelvo prontito.  

¿Que sabrá Neruda? - Juan Pablo VillamilWhere stories live. Discover now