.26. I . segunda parte

1K 82 56
                                    

Nerviosa comencé a mover mis manos y mis piernas. Estaba a unos minutos de volver a subirme a un avión de regreso a Bogotá y no sabía si quería salir a correr o que.

- ¿Puedes relajarte?

Manuel me observo por encima de su laptop y yo me achique en el lugar de forma tímida. Desde que nos conocemos jamás le hable sobre él, sobre todo lo que había pasado. El no tenía ni idea de las cicatrices que cargaba en mi cuerpo, jamás pregunto y yo tampoco ansiaba que el supiera sobre ese pasado con el que lidiaba dentro de mí. No me sentía con la total libertad de hacerlo como lo había hecho con él y aunque sea mi novio no se había ganado ese lugar, aún.

- ¿te encuentras bien? – esta vez su voz se tornó preocupada

- Si – hable con rapidez

- Lía – frunció el ceño - ¿de verdad?

- No tienes de que preocuparte, mi amor – sonreí levemente – solo estoy

Pensé unos minutos, estaba aterrada. Esa era la palabra perfecta que me describía en estos momentos. El me observo expectante, esperaba una respuesta clara sobre mi situación.

- Ansiosa, hace dos años y medio no veo a Bruno – moví mis hombros – y no le he dicho que iba

- ¿crees que se emocionara al vernos?

Bruno comenzaría a gritar si me viera otra vez en persona, asentí con una mueca de sonrisa y el movió sus cejas divertido. Volvió su vista a su computadora y yo lancé un suspiro leve, no sabía porque, pero sentía que regresar luego me iba a costar más que la primera vez que lo hice.

(...)

- Si quieres almorzamos – dije poniéndome perfume

- Claro – asintió con una sonrisa – te ves linda

Voltee a verlo con una sonrisa, habíamos reservado un departamento en la ciudad. Manuel se quedaría aquí por ahora ya que, aunque haya aceptado viajar conmigo, debía trabajar desde aquí. Me acerque a él y bese sus labios.

- Te amo – pronuncio sobre ellos

- Y yo a ti – sonreí levemente – te veo luego

- Claro

Tome mi cartera y Salí del departamento, tome el Uber. A las diez, Aníbal me había citado en su despacho. Hacia tanto que no lo veía y esto era extraño, ¿Cómo nos había encontrado? ¿Por qué no nos buscó antes?, ¿Quién nos estaba buscando? Tenía preguntas sin contestar pero que a medida que pasaban los minutos disminuía el tiempo de saber sus respuestas.

Una vez que llegue al lugar, trague saliva antes de entrar. Estaba llegando quince minutos tarde pero no importaba, aquí estaba y quería que terminara pronto para poder volver a Barcelona nuevamente.

Observaba los números del ascensor aumentar, esta ansiedad me mataba. Una vez que llego al piso indicado pensé si no era mejor volver por donde vine y dejar todo así. Pero algo me impulso hacia adelante y temerosa comencé a buscar su oficina. Cuando vi su nombre en la puerta, mi corazón comenzó a palpitar con fuerza.

Toque levemente aquella madera y me asuste cuando la puerta se abrió de golpe.

- No puedo creer que te encuentres aquí – Aníbal sonrió con gran emoción

- Hola – sonreí levemente y me acerqué para abrazarlo con fuerza

- Hola pequeña Lía – murmuro y beso mi coronilla – hola

¿Que sabrá Neruda? - Juan Pablo VillamilWhere stories live. Discover now