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Termine de guardar mi ropa en la maleta, Sam me había dado la suya ya que había comprado algo de ropa para llevar a España. Me senté a su lado y por unos instantes no pude contener mis lágrimas.

Al final, mi pequeño cuento del que no quería salir, se había roto con un montón de mentiras. Me había querido cuidar y sanar, pero al final, al final el solo me rompió aún más. Quería desaparecer, quería hacerme pequeña, comenzaba vivir en un invierno sin fin en su ausencia, pero me había lastimado y ahora entendía que sin él estaba mejor.

Observé uno de mis cuadernos y pensé si era correcto escribirle algo antes de irme. Quizás una pequeña nota de despedida, quería decirle algo más que un "púdrete" o alejarlo un poco más de mi para que lo que dijera no doliera más de lo que la vida me había lastimado.

Escribí la nota y lo guarde en un pequeño sobre que arme. No se lo daría yo, quizás se lo daría alguien de confianza porque verlo a los ojos me quebrantaba el alma, me daba mil años de vida, pero también me rompía en cuerpo y alma.

- Lía – Sam ingresaba a la habitación con rapidez, guarde la carta en mi cuaderno - ¿esta lista?

Asentí con una leve sonrisa, debía hablar con Bruno antes de irme. No tuve la oportunidad de hacerlo ya que quería estar lo más lejos posible de él.

Sam me llevo a la casa de los Villamil, en silencio pensaba como hablar con mi pequeño hermano y como explicarle que lo mejor era esto y no estar juntos como hermanos. Cuando vi por la ventana aquella casa, suspiré.

- ¿quieres que te acompañe? – susurro la pelirosa, yo solo asentí

Ambas bajamos en silencio, aun no me salían las palabras, pero debía hacerlo con Bruno. Sam toco el timbre y esperamos unos minutos hasta que por la puerta pude ver a clemencia. Ella abrió sus ojos con sorpresa al verme.

- Lía – susurro con un dejo de emoción, intento acercarse a mí, pero retrocedí rápidamente

- Hola señora – susurre con seriedad

Ella me observo con gran tristeza frente a mi accionar, pero también me había lastimado.

- Quisiera hablar con bruno, si no le molesta – acomode mi cabello detrás de la oreja

- Claro que no, es tu hermano Lía – ella dejo en claro eso - ¿quieren pasar? – ella se hacía a un lado, pero yo solo negué – bien – suspiro – iré a buscarlo

Ella volvió a observarme con una gran tristeza, pero ella no tenía ni la menor idea de lo cuan muerta me encontraba por dentro. Sam me observo con seriedad, pero no iba a hablar con ella sobre esto.

- Lía

Sonreí frente al grito de emoción de bruno, el me abrazo con fuerza por la cintura y yo solo correspondí de la misma forma besando su coronilla. Mi pequeño bebe, lo extrañaría tanto.

- ¿Cómo has estado? – pregunté una vez que nos separamos, sonreí levemente

- Bien ¿y tú? – pregunto con curiosidad

- Muy bien – acaricie su mejilla, tome de su mano – ella es Sam – señale a mi amiga

- Hola Sam – bruno se acercó a ella para besar su mejilla

- Vaya, tu hermana me hablo de ti, pero se quedó corta con todo lo que me ha dicho

Los tres reímos frente a eso, note que aun clemencia se encontraba en la puerta. no podría hablar con él y decirle todo si ella se encontraba ahí.

¿Que sabrá Neruda? - Juan Pablo VillamilWhere stories live. Discover now