.50. segunda parte

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Por unos instantes no abrí mis ojos. Aun no estaba preparado para enfrentar la realidad luego de ese estruendo. Comencé a temblar de miedo, de ansiedad, de no saber con lo que me encontraría. ¿y si ella se había ido otra vez y esta vez para siempre? No quería abrirlos por nada en el mundo.

Sentí que alguien me abrazaba el cuerpo, mi corazón palpitaba como si fuera una bomba a punto de explotar. Trague saliva y junte el valor para abrir lentamente mis ojos, comencé a observar a mi alrededor. Lía no se encontraba a mi vista, bajé la mirada a mi cuerpo su cabellera negra me había dado a entender que era ella quien se aferraba contra mí, comencé a sentir tranquilidad al fin. Abrace su cuerpo contra el mío con fuerza, mi corazón comenzó a palpitar cada vez más lento. Todo estaba volviendo a la normalidad.

Bese su coronilla en silencio mientras observaba como los oficiales volteaban a Pacheco para ponerle las esposas. El había recibido el disparo en su brazo, de la otra habitación salían otras personas, más bien, los hombres que anteriormente había visto sentados con él con las manos en la cabeza como unos simples criminales.

Observe a Casi, la rubia tenía la mirada perdida en el suelo. Me daba pena, no se merecía esto. No se merecía tener una historia ligada a la masacre de la familia García.

Volví a besar la cabellera de Lía, no quería soltarla aún.

- Lía

Luis llamaba su atención, ella se separó de mi lentamente y abrazo a su abuelo. Luis me observo fijamente, me dio a entender que todo había terminado y solo pude suspirar con tranquilidad al verla bien, al verla intacta y con nuestro hijo en su vientre.

- Ya todo termino – murmuro Luis, ella solo asintió

Lía aún estaba temblando, tenía miedo. Lo entendía más que nadie, pero intentaba que no lo notara, que no se diera cuenta de que aun tenía miedo de perderla. Me acerque a tomar de su mano, esta vez sus ojos se encontraron con los míos y a mí me comenzó a temblar hasta el alma del amor que sentía por dentro.

- Salgamos de aquí – susurre, ella sonrió levemente y asintió

Me abrazo por la cintura y volví a besar su coronilla con lentitud. Ni siquiera me salían las palabras para expresar lo que sentía dentro de mí, más que saber que la tenía amarrada a mi otra vez y eso se sentía bien.

(...)

- Lía – mi madre se acercaba rápidamente hacia ella para abrazarla con fuerza

Ella correspondió gustosamente. Mi padre y bruno con rapidez la siguieron para abrazarla también.

- Pensé que no volvería a verte – bruno murmuro abrazado a ella

- ¿Cómo no iba a volver? – rio levemente Lía – jamás te abandonaría y lo sabes

El elevo su mirada hacia su hermana y se sonrieron mutuamente

- Nos tenías preocupados – hablo papa

- Si – se acomodó su cabello una vez que se separó de Bruno – Pacheco me secuestro, pero ya estoy bien

- Ya está tras las rejas – murmuro Luis – todo termino, de verdad

- Si – murmuro perdiéndose unos instantes

- ¿Quieren cenar? – pregunto mama intentando de que olvidemos el mal momento

Todos asintieron y caminaron hacia la sala, menos Lía. Se quedó parada aun en el mismo lugar, me acerqué preocupado hacia ella y tomando de su mano la guie hacia la planta alta. Debíamos hablar, quizás eso era lo que necesitaba.

¿Que sabrá Neruda? - Juan Pablo VillamilWhere stories live. Discover now