.36. segunda parte

1.4K 85 218
                                    

Bajé del auto una vez que estuve en la casa de campo. Era demasiado tarde, pero esta vez no importaba en absoluto, debía hablar con él y a la vez me nacía aquella necesidad y deseo de verlo. Subí los escalones y al acercarme a la puerta dude por unos minutos, me acerque al ventanal de la sala y lo vi recostado sobre el sillón observando el techo, su rostro se encontraba serio. Mordí mi labio inferior y volví a la puerta nuevamente.

Toque levemente la madera y espere unos segundos, me asuste cuando abrió la puerta de repente. Él se quedó observándome fijamente sin decir ni una sola palabra.

- Isaza me dijo que podía encontrarte aquí – murmure intentando romper el silencio

El asintió levemente sin dejar de perderme de vista y se hizo a un lado para que ingresara a aquella casa. Era extraño volver aquí luego de todo lo que habíamos vivido.

- Fui al café – volteé a verlo – y no te encontré

- Te espere

- Lo sé – asentí, lance un suspiro – se me hizo algo tarde

Abrió sus ojos con sorpresa y se cruzó los brazos para luego bajar su mirada al suelo.

- Juan pablo ¿Por qué estás haciendo esto? – pregunte con curiosidad

- ¿Hacer qué? – frunció el ceño haciéndose el desentendido

- Esto – saque de mi bolso las notas - ¿Qué es lo que pretendes?

- No lo sé, dime tu – se excuso

- Terminaste con Casandra – susurre observándolo a los ojos - ¿Por qué lo hiciste?

- ¿Cómo se enteró de eso? – pregunto con curiosidad y se acercó un poco mas

- No te incumbe – me defendí – solo quiero decirte que por más de que hayas terminado con ella no voy a dejar a Manuel

- Claro porque el, la conoce muy bien ¿no? – hablo con sarcasmo

- Tu tampoco me conoces

- ¿segura? – frunció el ceño

- Al menos él sabe que no soy una cualquiera y que no soy capaz de robar, ¿crees que no me conoce? – le recrimine con enojo

- Tampoco lo creo – murmuro observándome fijamente a los ojos

Relaje mis facciones, ¿Qué había dicho? Por unos instantes no dije nada, esperaba que me explicara a que se refería.

- Tenías razón – abrí mis ojos con sorpresa – tú no eres nada de eso

Reí levemente y negué bajando mi mirada al suelo.

- ¿Qué paso? – volví a observarlo - ¿Por qué ese cambio tan repentino de ideas sobre mí?

El me observo con seriedad y suspiro, guardo sus manos en los bolsillos.

- Simón y Casandra planearon todo – confeso, bajo su mirada al suelo – me lo confesaron hace poco

- ¿Qué? – susurre con sorpresa

- Simón metió la billetera de Casandra en tu bolso, ambos alteraron fotografías y pusieron tu rostro en ellas para hacerme creer que me traicionaste

Esto se tornaba demasiado sorpresivo, no entendía porque hicieron todo esto.

- ¿Por qué? ¿Por qué yo? – pregunté con angustia - ¿Qué les hice para que me hicieran todo eso?

¿Que sabrá Neruda? - Juan Pablo VillamilWhere stories live. Discover now