Martes 13

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 Estaba sentada en el patio con mis amigas. Divisaba a Santi con la mirada, tratando de no ser descubierta. Me sentía cansada y asqueada por todo. Yo, no era la persona más afortunada del mundo, y menos hoy que era día Martes 13.

Sonó el timbre para volver a clase. Mis amigas se habían ido por otro sitió y estaba sola en medio de un montón de gente. Entonces, lo ví. Vi a un extraño chico de pelo azul degradado, un colgado muy fumado y a un tonto del bote. Después estaba el, con su maraña de pelo. Solo le veía de espaldas lo que el no me podía ver. El primer día no tuve ocasión de verle, ni el segundo, pese a todo ello, seguíamos hablando. Me estaba empezando a mosquear. 

Aceleré el paso, y sin quererlo, casi me caigo al suelo, había pisado una bota de color negro brillante y una mano, impregnada de mina(Esperaba que fuera mina) Me agarró por la espalda para no caer hacia atrás. Me quité el pelo de la cara y vi sus peculiares ojos marrones, aunque solo podía ver uno. Seguí mirando su rostro, su tez blanca y sus labios carnosos. En la barbilla le salían unos cuantos pelos, claro, la barba. 

Me incliné hacia delante y me besó. Bueno no, ojalá lo hubiera hecho. 

Choni! ¡Qué te caes!

¿Pero por qué esta obsesión con las chonis?, yo no lo soy. Soy una chica sencilla. Hasta me tenía agregada así.

Sus amigos se acercaron. El calvo-peliazul daba un poco de miedo. Se giró y les miró a todos. Como por telepatía sus amigos se esfumaron. 

-Si, bueno, ya sabes, soy un poco torpe.

Negó con la cabeza lentamente y con un sonrisa en la boca, como siempre.

-¿Qué te toca ahora?

MEEEEEEC, error. Mi torpeza y mi vaguería me impedían saber que clase tenía en ese momento.

-Pueeeeeeees-Opté por decirle la verdad- No lo sé, la verdad. No me acuerdo, pero sé donde es.

Se quedó mirandome un rato y luego decidió  hablar. 

-Vale, te acompaño. 

WHAAAAT? No podía acompañarme a clase, es que ni de coña. Ni de coña. ¿Qué diría la gente cuando me viera entrar con un tío heavy que va a su rollo?¿Las chonis se reirían? ¿Las pijas le llamarían asqueroso? Me daba igual.

Le sonreí exageradamente y fuimos hacia mi bloque, en medio de nuestro paseo infinito, me di cuenta de una cosa.

-Pero, ¿SANTIAGO? ¿Qué haces acompañandome? -Me había dejado llevar por la ilusión- ¡Tu tienes que ir a clase! 

Se rió en mi cara y yo enarqué una ceja y abría la boca un poco. Seguía partiéndose de risa cuando dijo:

-¿A caso me ves tu con pinta- Se hechó hacia atrás para que le viera- de ir mucho a clase de matemáticas?

Iba a responderle cuando escuchamos unos pasos que venían desde un pasillo lateral. Sin darnos cuenta, nos habíamos quedado solos. Fui hacia atrás y la ví, vi a la directora Ragnor acercarse. Abrí mucho los ojos y le cogí la mano. Corrimos por todo el pasillo hasta llegar a la puerta de salida de emergencia. 

Que sea para la eternidad.Where stories live. Discover now