Yaiza nunca se había parado a pensar en que sería enamorarse, ni se había parado siquiera a pensar como sería la persona que destapara sus ojos y le hiciera ver la felicidad a su lado. Santi, sin embargo ya había caído en las trampas del amor cien veces, aunque después de todo, había perdido la esperanza de encontrar a alguien que no le quería por lo que decía la gente que era sino poor lo que era en verdad.