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Se encontraba con los ojos centrados en el pantalla de su delante, el ceño ligeramente fruncido y con los dientes haciendo presión contra su labio inferior. Esto era lo que siempre hacia cuanto tenía un día estresante en el trabajo; jugar videojuegos.

Su espalda le dolía luego de haber estado tatuando por casi más de cuatro horas seguidas, sus dedos se encontraban casi adormecidos (y echaría la culpa a eso por hasta ahora no tener alguna victoria) de hacer bocetos que al final serían rechazados y su humor no era el mejor luego de haber tenido que lidiar con molestos clientes, de los cuales dependía si tenía dinero en su cuenta bancaria.

Bueno, podía ser peor. Al menos le gustaba lo que hacía para vivir, porque estaba seguro que si hubiera sido administrador como su test vocacional le dijo (sabía que no debió marcar las opción C en casi todo solo porque era la inicial de su apellido), hubiera tenido otras razones para querer pasar el día en su cama. No todos los trabajos eran perfectos, porque siempre habría una pequeña desventaja, pero le gustaba poder decir que se encontraba completamente a gusto con el suyo.

Soltó una maldición para sus adentros cuando en la pantalla de la televisión pantalla plana apareció la muerte de su avatar, haciendo que no pudiera evitar estrellar el control contra el sofá. Estuvo por acabar por la partida, pero cuando escuchó unos pasos provenir del pasillo decidió que lo mejor sería continuar, si es que quería escaparse de la charla que seguía.

Hizo lo posible para seguir con la mirada en la pantalla, concentrado en que la pequeña persona de la imagen recolectara las armas suficientes para no volver a morir, pero cuando la silueta de una persona su posó en su delante, supo que sus posibilidades de obtener un victoria habían terminado por completo.

—Michael... —bajó el control a su regazo, para luego soltar un bufido. Decidió levantar la mirada, para encontrarse con los ojos azules que lo veían fijamente, esperando a que dijeran algo como cuando le abrió la puerta de su apartamento hacia unas horas.

—Veras, esta este nivel... —se dio cuenta como el ceño del rubio se frunció ligeramente, pero no como si estuviera molesto, más bien en un estado confusión, hasta tal vez decepcionado. Sabía que debían hablar —. Solo dame un momento y-...

—Mike, te di tiempo desde que llegaste. Tomé una ducha, te dejé traer tus videojuegos para que intentaras despejarte e hice lo posible para no presionarte, pero necesitamos hablar. Por favor —Luke tomó asiento en la mesa de centro de la sala, donde al lado se encontraban sus demás mandos y videojuegos que trajo de su casa. Soltó un suspiro y asintió.

Luke tenía razón. Él fue bastante condescendiente desde le primer momento e hizo lo posible para hacerlo sentir cómodo desde el comienzo, y puede que se estuviera aprovechando de eso un poco. Solo, no creía si quiera haber procesado lo que pasó hace poco si quiera por sí mismo.

Hacía tres días que estaba comenzando a intentar esto con Luke, y no podía sentirse más emocionado y con esperanzas como nunca antes. Por primera vez, tenía altas expectativas en algo y se permitía sentir ese cálido sentimiento en su estómago, parecido a las mariposas de las cuales escuchó hablar desde que era adolescente. No podía esperar a pasar más noches al lado de persona que quería y comenzar a conocerlo cada vez más.

Era como desbloquear un nuevo nivel; que traía diferentes sorpresas y retos, pero a medida que vas avanzando comienzas a sentirse más confiado y a gusto con este. Tal vez, era un descripción algo vaga de lo que creía que se basaba una relación, pero eso no evitaba que sintiera demasiada emoción por lo que sea que fuera a pasar con Luke.

Solo que, primero debían pasar por la parte que no estaba del todo convencido; tratamiento psicológico. Algo que con solo pensarlo hacia a su estómago removerse, y no la buena manera.

Fight So Dirty But Your Love So Sweet [muke]Where stories live. Discover now