Fight So Dirty But Your Love So Sweet [muke]

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A veces era demasiado.

Desde que tenía uso de la memoria, por su cabeza siempre pasaban demasiadas cosas. Como cuando era niño, y soñaba despierto, recordando los peores eventos en los que se encontró o situaciones que lo hubieran hecho sentir así. Cuando entró a la adolescencia simplemente empeoró, porque la presión era demasiada y ya no simplemente recordaba, sino actuaba; sin pensarlo. Y, ahora, que hacia lo posible para contener todo eso y solo agregaba cada sentimiento a su carga interna.

Hasta que era, demasiado.

Casi nunca sabía cuándo podría ser el siguiente momento. No siempre tenía alguna señal o idea de cuando el vaso se encontraba completamente lleno y solo bastaba una gota para que todo colapsara. No, no era un simple vaso con agua; era una represa. Era una maldita represa que se llenaba por completo en algún punto, hasta que todo comenzaba a desbordar cuando ya era demasiado. Pero, sí sabía cómo comenzaba.

Conocía esa pequeña chispa que iniciaba todo, como una sensación punzante en el pecho que le hacía sentir molestia. Por su cabeza pasaban demasiadas cosas, las cuales solo eran soltadas por su boca, sin pensar en lo que podrían causar o a quienes podrían herir. O, a veces dejaba que su cuerpo reaccionara. Ahí, era cuando sabía que era tarde. Que, de nuevo, había perdido el control.

Control, eso era algo que no tenía, y buscó con desesperación desde una temprana edad.

Siempre creyó que entender lo que pasaba consigo sería la clave. Tal vez, entender lo que pasaba, la razón por la que no podía contener todo eso, podría ayudarlo a encontrar soluciones para poder pararlo antes que volviera a pasar. Pero, cuando supo cuál era el problema, la razón por la que era diferente, se dio cuenta que no podía hacerlo. Sin importar cuanto lo intentara, estaba fuera de su alcance. Y, el paso del tiempo solo hacía que todo empeorara. Porque cada vez llegaba más rápido a ese punto en el que simplemente... todo se salía de control.

Pero, con los años encontró sus propias técnicas para apaciguar sus emociones. Ponerlas en ese estado calmado, y darle una sensación de relajación, que lograba que todo se sintiera normal por primera vez. Solo necesitaba esa sensación cálida, una que lo hacía sentir seguro y a salvo (tal vez, a la vez, poniendo a salvo a los demás de sí mismo).

La encontraba en diferentes cosas. Algunas veces podía estar en suaves sabanas o prendas de vestir que rozaran con su piel y lo hicieran sentir como si estuviera en alguna clase de envoltura de burbujas, puede que porque dentro suyo sintiera que era como esos objetos frágiles que suelen envolver. Otras, en baños de agua caliente, que hacían a sus muslos relajarse por completo, dejándolos fundirse completo en la sensación de calidez. Y, casi siempre, en los olores. No eran todos, eran algunos en específico, que lo hacían recordar a buenos momentos en su vida, y le daban un sentimiento de seguridad.

Pero, no siempre eso funcionaba. Y, esa la peor parte.

Porque, quería que funcionara, lo quiso por un largo tiempo. Pero, era claro que el control no era algo que pudiera tener en ninguna ocasión sin importar cuanto lo quisiera.

Ahí, era cuando entraba el Plan B, el que menos le gustaba, pero fue el único que le sirvió desde que era niño. Era lo que le metieron a la cabeza desde que tenía uso de la memoria, lo que le dijeron que siempre sería la única forma de poder recuperar algo de control. Y, por un largo tiempo intentó negarse, hasta que se dio cuenta que tal vez él tenía razón.

Se tenía que encargar de vendar sus manos lo suficiente (aunque casi nunca lo fuera), para poder liberar todos esos sentimientos que llevaba acumulados en su espalda, impactándola contra ese saco, una y otra vez. Pero, casi nunca era suficiente, sin importar que tan cansado estuviera o cuanto sudor corriera por su cuerpo, siempre parecía que quedaban más de ellos. Y, eso hacía que quisiera seguir, hasta que cada emoción hubiera escurrido de su cuerpo. Tal vez, que no haya sido suficiente fue su primer error.