15

573 77 141
                                    

Ashton le dijo que era una mala idea. Hasta, por sí mismo podía darse que era una muy mala idea. Pero, eso no evitó que tres días después tomara su teléfono y marcara el número que ya tenía memorizado en su cabeza.

Una parte suya, rogaba por no obtener una respuesta luego de que el quinto timbre se escuchó, pero otra no creía soportar ser ignorado por la persona que más sentía necesitar en esos momentos. Por suerte (o tal vez, mala), obtuvo una respuesta y su pedido no fue negado. Fue así, como luego de una noche completa sin dormir y sin poder dejar de sentir su corazón latir rápido bajo su pecho mientras conducía, que se estacionó delante de aquel pequeño complejo de apartamentos para recoger a un chico que solo terminaría por acabar con la poca fuerza de voluntad que le quedaba.

Ahora, su auto estaba completamente invadido con un aroma frutal que invadía sus fosas nasales por completo, algo que hizo que no lograra mantener la concentración a la hora de manejar. Mientras tanto, a su lado se encontraba un chico vestido con ropas negras y un suéter parecido al mismo que dejó en su habitación y no podía deshacerse de él, resbalando por uno de sus hombros y dejando a la vista tatuajes y marcas moradas en sus clavículas. Jamás creyó que podría sentir tanta tensión en un auto, hasta el día de hoy.

Para eso, ya se encontraba estacionado delante de ese antiguo edificio, el cual se veía completamente igual de cómo lo recordaba en su cabeza. Todavía podía sentir ese miedo, el mismo que lo invadió cuando fue dejado en la puerta de ese lugar en la oscura y fría noche. Pero, no solo era eso. Eran un montón de sentimientos encontrados que creyó que nunca tendría que volver a sentir luego de todos estos años.

Estaba completamente petrificado, apretando sus manos al volante, sintiendo una presión en el pecho. Era como ser un niño de nuevo; uno que tenía miedo e inseguridades que creyó ya haber superado.

No fue hasta que sintió un tacto sobre su mano que reaccionó, volviendo a la realidad para encontrarse con unos ojos verdes que lo veían de manera preocupada. Soltó sutilmente el volante, para poder bajar las manos a su regazo y a la vez soltándose del agarre del chico.

—No tenemos que hacer esto —la voz de él era suave, algo a lo que no estaba acostumbrado. Casi siempre era escandalosa, algunas veces tenía ese tono bromista, sarcástico o coqueto, pero esto era algo nuevo. Y, la idea de fuera algo que no todos tenían el privilegio de escuchar solo jugaba más con sus emociones —. Cuando te dije que me llamaras cuando te sintieras listo iba enserio. Si quieres podemos regresar y olvidar que esto-

—Quiero hacerlo —dijo en voz baja, apartando la mirada de los ojos verdes para poder ver su regazo. Las uñas de sus dedos se encontraban rasgando la dura tela de sus pantalones negros, acción que no hacía desde que era un niño cuando se encontraba nervioso —. Si no lo hago ahora, creo que jamás seré capaz. No quiero seguir escapando de esto —sus palabras eran ciertas, pero no fue algo que rondó demasiado por su cabeza desde conoció a Michael.

Cuando acabaron las vacaciones de invierno, estuvo completamente seguro que esa caja estaría guardada en su habitación por un largo tiempo, luego de no haber sido capaz de formular alguna pregunta a alguno de sus padres adoptivos. Es decir, su vida iba bien, y no creyó por algún momento que aquello pudiera cambiar.

Pero, puede que esa caja hubiera iniciado con todo. Ella fue la que lo hizo sentir la necesidad que comenzar a "salir de su zona de confort" solo para poder olvidarla. Luego, lo llevó a ir a lugares que no hubiera ido antes. Hasta, al final, llevarlo con este chico de ojos verdes y cuerpo cubierto en tinta. Uno que no podía salir de su cabeza por más que tratara y parecía tener una conexión única, que no logró sentir con alguien más en sus largos veinticinco años de vida.

Michael Clifford, quien coincidentemente estuvo en el mismo sistema de adopción en el que estuvo atrapado hasta los siete años cuando finalmente fue adoptado. Alguien quien parecía haberse metido en su camino en el momento indicado, para ayudarlo a conseguir las respuestas que no sabía que estuvo buscando toda su vida. Tal vez, simplemente debía dejar de escapar y solo... dejarse llevar.

Fight So Dirty But Your Love So Sweet [muke]Where stories live. Discover now