Capítulo 62

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"El bebé está bien" ¿Qué bebé? ¿Meredith estaba embarazada? ¿Ella lo sabía?

—¿Qué pasó, entonces, con el bebé, doctora?— pregunta Elizabeth ante mi falta de palabras.

—La paciente tuvo una gran pérdida debido al golpe del choque, logré frenar la hemorragia pero hay que esperar para ver cómo progresa.

—¿Hay posibilidades de que haya alguna complicación?— pregunta América.

—Sí, es posible. No voy a mentirles; el estado de la paciente es muy delicado, las próximas horas son decisivas. Haremos todo lo posible para que ambos estén bien.

Elizabeth le agradece a los médicos y ellos se retiran. Siento que me arrastran hasta los asientos de la sala de espera, no pongo resistencia y me siento en uno de ellos. 

—Felipe...— empieza a decir mi hermano.

—¿Ustedes lo sabían?— me animo a preguntar. 

—Sí, hace una semana se enteró— dice Anna.

Veo que Henry está sorprendido también, así que supongo que él tampoco sabía.

—¿Por qué no me lo dijo?

—Porque tú le dijiste que no querías tener hijos por un tiempo después de lo de Victoria— explica Anna.

Mis palabras se clavaron en mi corazón; yo le había dicho eso porque estaba enojado con la vida.

—También porque estuviste actuando como un patán— espeta América.

Anna le pega con el codo a un costado.

—Está bien, tiene razón; actué como un idiota y ahora estoy por perder al amor de mi vida y a nuestro hijo.

Las lágrimas volvieron a salir, estaba enojado conmigo; Meredith no había podido decirme que estaba embarazada, no pudo confiar en mí porque rompí nuestra relación.

—Mira— América me tiende su celular.

La foto es de Meredith, está sosteniendo una ropita de bebé. Estaba sonriendo.

—¿Ella estaba feliz?— pregunto en un hilo de voz.

—Sí, estaba feliz. Aunque también estaba muy aterrada por lo que había pasado antes. Y bueno... tu actitud no ayudaba— dice Elizabeth.

—¿Tú también lo sabías?—  pregunto a Liz.

—Sí, fui la primera en enterarme. Para la envidia de algunas...— dice divertida mirando a América y a Anna. 

—Pero yo le di su primer regalo— se mofa Mare. 

Elizabeth abre su maleta, que me acabo de dar cuenta que tiene, y saca un paquete de regalo. Me lo entrega y me pide que lo abra.  Dentro del paquete había dos remeras; una que decía "Universidad de Oxford" y otra que decía "Mi tía favorita". 

—Gracias, Liz.— le digo con dolor— Deberías ir a descansar, ustedes también.

—Estás loco, ¿verdad?— dice Anna— No te dejaremos solo.

—Creo que tiene razón, no tiene sentido que estemos todos aquí. Liz, Mare, ¿por qué no vamos a mi casa? En un rato venimos— razona Henry.

—Max los llevará. 

—Yo debería llamar a mis padres— dice Elizabeth.

—Mi gente se está encargando de eso, les pedí que se comuniquen con ellos y que les faciliten el traslado hasta aquí.

Un nuevo caminoOnde as histórias ganham vida. Descobre agora