Capítulo 49

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—Hace casi dos semanas que no te vemos, estamos completamente enojadas contigo— espeta Mare cuando me siento en el café que quedamos en encontrarnos.

—Hola, solecitos. Las extrañé.

—Eres una mala persona— dice Annie.

—Estuve gravemente enferma y ustedes se enojan conmigo.

—Tuviste gripe nada más.

—Tuve mucha fiebre, Felipe casi me interna.

El enojo se escapa de su rostro y aparece la preocupación.

—¿Tan mal estuviste?— pregunta Mare.

—¿Vieron? Yo pienso en ustedes, no las vi para no contagiarlas. Miren al pobre Felipe, por cuidarme estuvo tres días en cama.

—Menuda acción hubo esos tres días. — dice Anna provocando que todas ríamos— Mer, no sabes, Mare está con alguien.

—¿Qué? ¿Cómo? ¿Quién?— exclamo sorprendida.

No es que me sorprenda el hecho de que Mare esté con alguien, siempre fue muy promiscua, pero nunca tuvo algo serio.

—Claro que no, no estoy con nadie.

—Oh, claro que sí. Escucha; le cocina, tienen citas no sexuales y duermen juntos.

—Es una relación muy seria América Lincoln, el próximo paso es conocer a sus padres.

—No es nada serio.

—Mare, estaban desayunando cuando yo llegué a tu departamento. Y no fue específicamente a eso, estaba desde la noche ahí.

—Cuéntame los detalles.

—Es mi vecino. Nos topamos un par de veces en el ascensor y en una de esas conversaciones le dije que se me daba muy bien en la cocina. Un día tocó mi puerta preguntando cómo podía preparar algo. Así que lo invité a pasar y le expliqué. Y bueno, el resto te lo podrás imaginar.

—Por supuesto, lo invitaste a pasar pero no al departamento— digo riendo.

—¡Meredith!— chillan las dos.

—No te dejaremos juntarte con Felipe nunca más, antes no eras así— ríe Mare.

Un camarero se acerca a nuestra mesa y hacemos nuestro pedido.

—Claramente cambió, Mare. Mira, ella solita se pidió algo para comer. No tuvimos que obligarla.

—Es sólo un tostado. — digo restándole importancia— La señora James me obliga a comer las cuatro comidas como mínimo desde que el médico dijo que probablemente la anemia causó que la gripe me afectara tanto.

—¿Felipe no dijo nada? Qué raro— comenta Mare.

—Por supuesto que dijo algo, ¿quién crees que le ordena a la señora James?

Ellas ríen y seguimos charlando por un largo rato. Aunque había sido poco tiempo, había extrañado estar con ellas. Eran un parte muy importante de mi vida.

Nos estamos yendo del café y le ofrezco a Mare si quiere que la lleve a su departamento ya que Felipe había ido a buscarme. Anna se iba con Henry que vivía a dos cuadras. 

—Oh, no. Me viene a buscar Carlos, iremos al cine.

—¿Cuánto falta para que lo conozcamos?— río.

—Mucho.

Nos saludamos las tres y cada una sigue su camino. Entro al auto y saludo a Felipe.

Un nuevo caminoWhere stories live. Discover now