Capítulo 43

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No podía ver cómo ella se victimiza frente a Felipe, no lo iba a aguantar. Salí del edificio rápidamente y empecé a caminar hacia la casa de Mare. 

Me miré la mano que Victoria me había apretado; tenía sus dedos marcados y estaba lastimada por sus uñas. Sacudí la cabeza tratando de alejar los pensamientos abrumadores que se venían.

Victoria no estaba bien; ella no demostraba sólo enojo hacia mí. Había algo más. Yo sé que nuestra situación no es fácil ni normal, y que las cosas que le dije pudieron hacerla enojar o la lastimaron; entiendo todo eso y me hago responsable. Pero había algo más y yo lo tenía que averiguar. Su mirada no era sólo de enojo.

Estaba tan concentrada en mis pensamientos que casi me choca un auto si no fuera porque un brazo me arrastró para la acera de nuevo. Salí del trance y me giré para quién me había salvado la vida.

—¡Meredith!

—¡Henry! Gracias.

—¿Qué pasa contigo? Casi cruzas estando los semáforos en verde.

—Lo sé, estaba muy sumida en mis pensamientos— digo mirando mi mano que se ponía peor a cada minuto.

—¿Qué te pasó ahí? ¿Felipe te hizo algo?— pregunta preocupado.

—Oh no, no. Pero vas a creer que estoy loca cuando te lo diga.

—Dime, me estoy empezando a preocupar. ¿Para dónde ibas? Ahora sí se puede cruzar.

—Para el departamento de América— digo cruzando la calle a su lado.

—Te acompaño, así me cuentas qué te sucedió. Además, me da miedo dejarte sola ahora— ríe.

—Fue Victoria— le digo frunciendo el ceño, temía que no me creyera.

Sus ojos se abren como platos pero se recupera rápidamente.

—Te creo. A mi también me parece que hay algo raro con ella.

—¿Tan fuerte estaba pensando que me pudiste leer los pensamientos?— río.

Él rio también.

—Eres muy transparente; tu cara lo dice todo.

—Pero, ¿por qué a ti te parece que tiene algo raro?— digo poniéndome seria.

—Me cuesta creer la historia de esa noche; Meredith yo mismo los llevé al penthouse. Felipe estaba completamente dormido, él estaba destrozado por ti. Y yo lo conozco; te ama muchísimo. Me cuesta creer que se haya acostado con ella.

Las palabras de Henry me dejaron congelada.

—¿Y si se acostaron en otro momento? Digo, ellos eran amantes.

Sentía que cada palabra que salía de mi boca quemaba.

—Oh no; Felipe estuvo conmigo todo el tiempo después, hasta que ella llegó diciendo que estaba embarazada.

Estuve un poco más aliviada pero la presión en el pecho seguía estando. Empecé a ver borroso y creí que me iba a desmayar.

—Meredith, ven— me llamó Henry y pude divisar que me llevaba a un lugar para sentarnos.

Nos sentamos y siento como el mareo disminuye un poco.

—¿Mejor?— me pregunta y asiento con la cabeza— Lo siento, no debería estar diciendote estas cosas; tú eres de las más afectadas en esta situación y yo sólo logro enredarte más con mis supersticiones.

Niego con la cabeza.

—No, te agradezco que me hayas dicho esto. De alguna forma me siento menos sola en mi locura. — río y provoca que él también se ría— Es tan difícil; parece que no podemos estar bien, que siempre pasa algo que lo arruina. Ni siquiera sé si cuando lo vea, va a querer estar conmigo.

Un nuevo caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora