Capítulo 27

1.9K 71 0
                                    

7 am marcaba el reloj. 

Miraba el anillo que Felipe me había dado; brillaba en la oscuridad de la habitación. Brillaba y hacía mi dedo diferente.

Yo me sentía diferente; me sentía otra persona. No me reconocía: me miraba en el espejo y sentía que no era yo. Alguien había tomado mi lugar, no sé. No tenía una buena explicación.

Miro a Felipe que duerme plácidamente a mi lado. Totalmente ajeno a lo que me pasa. ¿Qué hizo conmigo? ¿Cómo terminé dependiendo de alguien nuevamente? ¿Cómo puedo permitir que alguien me pueda lastimar?

Pensaba en Gael; si las cosas hubieran sido diferentes, si nos hubiéramos podido escapar. Sería tan infeliz; perdí muchas oportunidades por las decisiones que tomé en ese momento de mi vida. No puedo permitir que éso vuelva a pasarme.

Hace mucho entendí que yo sola tengo que cuidar de mí misma, que nadie lo hará por mi. Y ahora no estoy siguiendo éso. Estoy dejando que este hombre me cuide, me proteja. No quiero esto.

No quiero volver a perder la oportunidad de algo grande por un hombre. Sé que Felipe no es como Gael pero quién me garantiza que no se va a ir con la primera persona que tenga al menos un problema menos que yo, con alguien que no esté a su lado dudando de si quiere irse al otro lado del mundo o quedarse con él.

No se merece esto, no se merece estar cargando con mis problemas, mis secretos. Cuando él se entere quién soy realmente, no va a querer volver a verme. Así que no perderé la oportunidad de Estados Unidos; iré de todos modos.

Sí, definitivamente se había acabado la etapa de luna de miel.

La alarma de Felipe suena y me asusta, estaba demasiado sumergida en mis pensamientos.

—Por fin tengo el placer de despertarme a tu lado— dice abrazándome.

—Buen día— digo con una sonrisa fingida.

Espero que no se dé cuenta.

—¿Estás bien?

Mierda, lo había notado.

—Sólo estoy despierta hace un rato, no pude volver a dormir.

Me mira con duda pero asiente y me sonríe. Intenta convencerse de lo que digo.

—Tengo que trabajar.

—Y yo tengo un viaje que preparar.

Pone una media sonrisa y se levanta para ir al baño. Escucho el agua corriendo.

Volví a sumirme en mis pensamientos porque cuando me doy cuenta, él está observándome.

—¿Me dirás lo que te pasa?

—Pienso.

—Sé que ayer no fue fácil, ni siquiera fue fácil para mí y no puedo imaginar lo difícil que será para ti. Pero quiero decirte que te entiendo, que si quieres hablar de algo, me lo puedes decir. Y si no lo quieres hablar, te respeto y apoyo. No necesitas ser fuerte todo el tiempo, preciosa.

Le sonrío y lo beso.

—Ahora sí es un buen día—dice separándose de mi boca.

Lo veo cambiarse y me pregunto cuánto tardaría mi vida en convertirse en esto; despertar a su lado, verlo irse a trabajar, esperarlo en el Penthouse. No quiero ser esas esposas trofeo que sólo se dedican a organizar cócteles y fiestas. No puedo permitirme eso.

Felipe se acerca a saludarme y se va. ¿Cuánto tardaría en quedar embarazada y no poder hacer nada más? Ayer bromeábamos sobre el tema pero, al ritmo que vamos, surgirá pronto. No puedo permitirme arruinar mi vida; luché demasiado por estar dónde estoy.

Un nuevo caminoWhere stories live. Discover now