Capítulo 26

2K 86 1
                                    

No todos los días ves a tu familia después de 5 años y el mismo día descubres que tu madre y la madre de tu novio eran amigas y confabularon para que estés con él cuando sean grandes.

Un día pesado.

El almuerzo transcurrió tranquilo; mi madre se llevó la atención de todos. Como siempre.

Le pido a Lizzie si me acompaña. La dirijo al balcón.

—¿Tomaste una decisión?— le pregunto directamente.

—Aborté, Mer. No me arrepiento. Estoy yendo con una terapeuta, de todos modos.

—Cuando me contó mamá me puse muy mal. Sabía que no te iba a pasar lo mismo que a mí pero no quería que estés en esa situación. Me removió todo lo que pasó, que lo quiero hablar con mamá pero está demasiado encantada con Felipe.

—Ella te extraña muchísimo. Intenta hacerse fuerte pero ayer lloró muchísimo antes de tu graduación.

—Así que irás a Oxford.

—Si, estoy emocionada. Creo que va a ser un nuevo comienzo.

—Lizzie, si algo aprendí de todo esto es que no podes empezar algo sin haber cerrado lo anterior.

Ella ríe.

—Lo mismo dijo mi psicóloga.

Sonrío y la abrazo.

—Lamento no haber estado para ti.

—¿Lo estarás ahora?

—Claro. Puedes llamarme en cualquier momento y me tomo el primer avión que pueda para estar contigo.

—Entonces, lo dejarás.

Suspiro.

—Es la primera vez en mi vida que tengo la oportunidad de elegir, ¿sabes? A Felipe recién lo conozco.

—No me vengas con eso a mí, Meredith. Es una excusa que te pones a ti misma porque tienes miedo de volver a sufrir. Aunque lo hayas conocido ayer, lo amas. Cuando te enamoras no importa cuánto tiempo pasa, simplemente lo haces.

La miré estupefacta.

—¿En qué momento hicimos intercambio de roles? Yo debería estar diciéndote eso.

Escuché música que se me hacía conocida. Le hago señas a Lizzie para que entremos. Felipe les está mostrando a mis padres un vídeo en el televisor.

Entonces lo reconozco, es el vídeo del día que bailamos. El día que nos conocimos.

—¿Qué haces cariño?— le pregunto.

—Les conté a tus padres cómo nos conocimos y querían verte bailar.

—¿Cuándo aprendiste, Meri?— pregunta mi papá.

—Cuando conocí a Anna.

—¿Quién es Anna?— pregunta mi hermana.

—Mi mejor amiga, compartimos habitación.

—Ahí viene Meredith— dice Felipe.

—¿En qué momento conseguiste el vídeo?— le pregunto cuando empezaba a bailar en el vídeo.

—Lo compré, preciosa. Vi que lo estaban filmando y pregunté si después los vendían. Me dieron una tarjeta y compré.

Mi mamá empezó a llorar.

—No es muy emocionante el flamenco, mamá—le digo confundida.

—Es que siento que me perdí tantas cosas tuyas, hija. Quise darte tu espacio y te abandoné, no supe hacerlo. Soy una madre terrible.

Un nuevo caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora