Capítulo 25

2K 91 1
                                    

—Lo siento, preciosa— dice Felipe acariciando mi brazo.

—¿Por qué?

—Tenía ganas de sacarte ese vestido desde que te lo pusiste. Tú me querías hablar de algo, además.

Río y me doy vuelta para mirarlo.

—Cariño, está bien. Yo también quería que me lo saques. Fue una noche estupenda, a pesar de todo.

Me da un tierno beso y sé que es hora de contarle una parte de la verdad. Y ahí, en la cama con el hombre que me ama y que amo, conté mi recuerdo más doloroso.

Suspiro.

—Mi familia es una de las familias más importantes de Manchester. Mi casa era la sede de millones de eventos; bailes, subastas, todo lo que te puedas imaginar. Yo era la hija perfecta y amaba todas esas cosas. Iba a estudiar ciencias políticas. En el último año del instituto conocí a Gael. Su familia recién se había mudado. Cuando nos conocimos, nos odiamos. Nos llevábamos super mal; íbamos a la misma clase y vivíamos peleando. Más de una vez nos echaron de alguna clase porque nuestro debate sobre algún tema terminaba a los gritos. Mi familia lo odiaba también; el instituto se cansaba de llamarlos diciéndoles que me habían echado de otra clase por culpa suya. Su familia también me odiaba por lo mismo.

Felipe me miraba atento, no se imaginaba lo que se venía.

—Yo había sido pre-aceptada en la universidad de Oxford pero mis notas habían empeorado ese año por todo esto que te cuento; así que perdí la oportunidad de ir. El día que me enteré estaba en el instituto; me salté la clase y fui a llorar al parque del instituto. Sabía que nadie me vería ahí pero él me siguió. Me preguntó qué me pasaba y me consoló; nuestra relación cambió a partir de ahí. Nos enamoramos y empezamos a salir; pero seguíamos peleando, éramos muy diferentes. Y nuestras familias estaban totalmente en contra de que estemos juntos; imagina, el chico que hizo que pierda mi lugar en una universidad tan grande.

—¿Ellos te mandaron aquí para que no lo veas más?— pregunta.

Niego con la cabeza y sigo mi relato.

—Cuando faltaba un mes para terminar el instituto, me enteré que estaba embarazada. Mi familia enloqueció, querían que aborte; decían que iba a tirar mi vida a la basura. Que ya lo había hecho perdiendo la universidad. Era muy chica, ni siquiera había cumplido 17 años.

—¿Pero no era tu último año de instituto?

—Me salté el tercer grado. Mi familia había decidido que iba a abortar cuando termine el instituto. Pero yo tenía otros planes; Gael y yo íbamos a escapar. Nadie nos apoyaba y nosotros éramos demasiado ingenuos creyendo que íbamos a poder criar un hijo cuando ni siquiera nos soportabamos.

Mi voz se quebró.

—Lo pasé a buscar por su casa, dijimos que saldríamos como cualquier otro día. Pero mi familia se enteró y nos siguieron. Cuando nos dimos cuenta de esto, él me empezó a decir que acelere, que no había sido una buena idea escapar, que estábamos desperdiciando nuestra vida. Y yo empecé a acelerar, estaba llorando y él seguía gritándome. Me puse nerviosa y no vi el auto. Nos embistió y él salió despedido porque no tenía cinturón. Cuando me desperté en el hospital...

—Tranquila, preciosa. Estoy aquí—me dijo mientras me abrazaba.

Las lágrimas no paraban de salir.

—Cuando me desperté en el hospital, había perdido el embarazo por el choque y él, él estaba muerto.

Lloré por todo lo que no había llorado todos estos años, porque todavía dolía muchísimo. Como el primer día. Sentí un sollozo y me di cuenta que Felipe estaba llorando.

Un nuevo caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora