Capítulo 55

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Abro los ojos y me sorprendo al ver que las cortinas estaban cerradas, ¿tan temprano era? Me percato que Felipe no estaba a mi lado. Me levanto confundida y salgo de la habitación.

—Buenos días, Meredith.

—Buenos días, Emily. ¿Qué hora es?

—Las 10, querida. El señor Mills te espera en su despacho. ¿Llevo tu desayuno ahí? ¿Qué quieres?

—Sí, un poco de yogurt y fruta, por favor.

Ella asiente y yo me dirigo al despacho. Entro y lo veo sentado en el sillón frente al escritorio.

—Buen día— dice y me sonríe.

—Buen día.

Me siento en el sillón en frente de él.

—¿Dormiste bien? ¿Te duele algo?

—No, estoy bien. ¿Por qué me llamaste aquí?

—Quiero mostrarte algo— dice y da vuelta la computadora para que la vea.

—¿Casas?— pregunto confundida.

—Sí, quiero que elijamos una juntos.

—¿En Londres?— pregunto confundida.

—Claro.

—Muéstrame— digo sonriendo.

Miramos 10 casas diferentes; me estaba frustrando porque ninguna terminaba de gustarme. Escucho a Felipe reír y me doy vuelta para verlo.

—Tienes yogurt en la pera y te estás frustrando. 

—Qué observador eres. 

—Hay una que me gusta mucho; hay que hacerle muchos arreglos. Por lo que no estará lista ni bien nos mudemos.

—Estoy bien con eso. Muéstramela.

Oh, era la casa de mis sueños. Me podía imaginar ahí definitivamente; caminando en el parque, en la piscina, leyendo bajo los árboles. 

—Sabía que te gustaría.

—Es preciosa. — admito— ¿Está la posibilidad de comprarla?

—Digamos que sí— dice no muy seguro.

—Ya la compraste, ¿verdad?

—Si no te gustaba, la volvería a vender. Pero sabía que te iba a gustar.

—O sea que lo de elegir una juntos era mentira.

—No, por eso no te la mostré desde un primer momento. Estaba por comprarla otra persona y sabía que esa casa debía ser nuestra.

—Está bien— digo, no muy segura.

—Ven conmigo— dice estirando su brazo.

Me siento en su regazo y me besa dulcemente.

—No quería perderla y no quería que te apures a escoger. A mí me encantó desde un primer momento.

—Es muy bella.

—¿Te parece si en la tarde nos reunimos con el arquitecto?

—Claro.

—Te amo, Meredith y quiero que este sea nuestro hogar.

—Yo también te amo— dije un poco seria.

—¿Por qué estás así?

—No lo sé.

Un nuevo caminoWhere stories live. Discover now