Obsesionada con la historia de "Who made me a princess?" Sarah se encuentra con un insatisfactorio final feliz en el que, técnicamente, no todos terminan felices.
¿Por qué Jennette sólo se vuelve una inútil antagonista?
¡Eso no es justo! ¡Ambas s...
¿Quién me convirtió en la hermana mayor de las princesas?
2do Especial del 2020: ¡Feliz Halloween!
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Otoño era una época hermosa con sus cálidos colores y brisa agradable pero empezaba a volver imposible las tardes de té y los juegos de Athy y Nette por los jardines. Lo que hacía, en retrospectiva, más difícil entretener a las jóvenes princesas de Obelia.
De nuevo, la Princesa Heredera de Obelia, Tatiana Day Obelia, tenía un sólo pensamiento en su mente.
"Soy sólo una niña de ocho años" pensaba mientras cargaba a sus dos hermanitas de tres años por los pasillos.
—¡Vamos Félix! ¡Vamos!—gritaba Nette.
—¡Corre, Félix!—alentó Athanasia.
Más adelante, Félix Lobein, el honorable guerrero de Sangre Carmesí, corría con un par de orejas de oso en el cabello.
—¡Atrapen al oso! ¡Atrapen al oso!—clamaban las pequeñas princesas.
Pensándolo mejor, Félix se las veía peor. Al menos Tatiana era la hermana que las tomaba de la mano en su carreteo por los pasillos.
—¡Atrapen a Félix el Oso!
Y, finalmente, Jennette estiró un manito y atrapó la capa de Félix, Tatiana sospechaba que él había disminuido la marcha deseando ser atrapado, porque cuando volteó a ver a las tres princesas, lucía aliviado de quitarse las orejas.
—¡Oww! ¡Otra vez!—Athanasia se zafó de la mano de Tatiana y haló la capa de Félix, poniéndole esa cara de suplica que ya tenía a las arcas del reino disminuyendo a pasos agigantados. Por algún milagro, Félix no cayó.
—Lo siento mucho, Princesa Athanasia—él se disculpó, y le devolvió a Tatiana las orejitas de oso—, ya esta atardeciendo y hoy es Día de todos los Santos, el banquete comenzará pronto y debo alistarme, Lady Lilian no permitirá que vaya de nuevo en uniforme.
—Tranquilo, Félix. De todos modos ya es hora de la cena. No podremos jugar más por hoy.
—¡Buuu!—Athanasia exclamó, en desacuerdo con todo.
—¿Félix ira al banquete como papá?—Jennette preguntó, en su lugar.
—Sí. Toda la alta realeza en la capital debe asistir, es una tradición.
—¿Y nosotros no podemos ir?—Athy en verdad estaba empeñada en no quedarse aburrida esa tarde.
—No, Princesa. No hasta que cada una haya tenido su baile debut. Entonces, podrá ir a todas las reuniones y fiestas que quiera—le sonrió Félix. Los ojos de Athy y Nette empezaron a brillar con esa promesa pero Tatiana la cortó enseguida.
