Capítulo 29. Vuela Princesa, vuela.

7.2K 904 213
                                    


Un día después de que Lucas llegara a sus vidas, Tatiana tuvo otra visión y, al contrario de las anteriores, no fue placentera.

Primero sintió el viento sobre sus mejillas y una gran desesperación en su pecho.

—¡Princesa!—una mucama desconocida para ella gritaba pisos abajo, desde el tejado, Tatiana podía verla apenas como una hormiga bajo sus pies pero no tenía miedo—, ¡por favor! ¡No lo haga!

Tatiana no entendía, ¿qué hacía ella en el tejado? Pero, al mismo tiempo, sentía la firme convicción de saltar y acabar con todo aquello.

No más sufrimiento, no más dolor, no más llanto.

Era tan tentador.

—¡Princesa, por favor!—sollozaron las mucamas, todas mirando desde abajo. Fue entonces cuando vio a una mujer desconocida cruzar el camino bajo ella, era rubia y sus ojos verdes le eran familiares, cuando menos, en su forma.

¿No la había visto en libros de historia antes?

¿Ángela? ¿Angélica? ¿De la familia Judith o la familia Elaine?

—¡Hija!—ella chilló, su voz vuelta un revoltijo de emociones—, ¡No hagas esto!

¿Por qué la llamaba hija? ¿Acaso estaba teniendo una visión que no era de ella?

—Por favor, por favor, tu padre y yo encontraremos la manera. ¡Baja, por favor!

—¡Olya!—una vocecita chillo, cabello rubio corto revoleteó por el viento cuando un pequeño niño de no más de cinco corrió por el mismo camino que la mujer, tras de él, un niño de ocho años con los mismos ojos de la corona lo perseguía. 

Era un joven Anastasio.

Entonces, el otro niño...

—¡Claude, no! ¡Vuelve aquí!

No... ¿Ese era?

—¡Hermana! ¡Por favor! ¡Por favor!—él pequeño niño se volteó, dejando ver sus tristes ojos cerúleos.

Los ojos de Claude.

Los ojos de su padre.

—¡Olya, no saltes!—el niño suplicó, su dulce tono de voz infantil enterneciéndola.

Aún así, ella daría un paso y...

Tatiana despertó al filo de su balcón, jadeando y asustada, sólo a un paso de saltar dos pisos abajo y, sosteniendo su mano...

Tatiana despertó al filo de su balcón, jadeando y asustada, sólo a un paso de saltar dos pisos abajo y, sosteniendo su mano

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¿Sir Lucas?

¿Qué hacía Lucas en su habitación?

—Vaya sueños tienes—él simplemente dijo, halándole para que bajara del balcón—, vine porque necesitaba otro poco de tu mana, pero no pensé que tendría que salvarte de saltar.

¿Quién me convirtió en la hermana mayor de las princesas?Where stories live. Discover now