Roces accidentales [Completa ✔]

Capítulo 21

Elena

Cuando recién comenzó este nuevo ciclo escolar siempre me quejaba de que el tiempo pasaba de una manera tan lenta, que había ocasiones que las clases me parecían eternas. Incluso en el trabajo los minutos estaban en mi contra, aunque no era tan frustrante como estar en la preparatoria, pero semanas después todo eso cambió. Hoy desde muy temprano cuando desperté, caí en cuenta que mañana es el día de acción de gracias. Me es imposible creer que estamos a casi un mes de concluir este año, peor aun; el darme cuenta de que estoy a unas cuantas semanas de ser mayor de edad.

Desde la ultima vez que hablé con Deryck, respecto al tema delicado, nuestra comunicación mejoró demasiado. Incluso puedo decir que en el momento donde casi nos descubren —que casi pasamos al siguiente nivel en nuestra relación— la confianza entre nosotros es mejor que antes. No digo que hemos hecho lo mismo, si no que perdimos la vergüenza para hablar de ciertos temas. De hecho, no hemos vuelto hablar de eso, sobre tener intimidad en algún momento. 

—Esto de hacer ejercicio no es lo mío. 

Hoy nos encontrábamos en el campo de la escuela, el profesor de educación física nos ha hecho correr cinco vueltas alrededor del campo y quien acaba de mencionar eso es mi mejor amiga, Jenni. Por increíble que parezca no me he cansado en ningún momento. Tal vez es porque tengo mi mente perdida en algún rincón de mi cabeza y no le he tomado mucha importancia a lo que estoy haciendo.

—Entonces, ¿si vas a ir conmigo esta tarde? —Escucho su voz. No sé cuánto tiempo tiene hablándome y no he prestado atención un solo segundo a lo que tanto me ha hablado en este momento que estamos trotando.

—¿Disculpa? Lo siento, Jennifer, no te estaba prestando atención. —Negué con la cabeza mientras veía al frente. 

—Lo sabía, estás un poco distraída últimamente, ¿sucede algo?

—Nada malo, no te preocupes. Y, ¿a dónde quieres que te acompañe?

—Con el dentista. Hoy por fin me retiran los brackets, mi sufrimiento está a punto de terminar dentro de unas cuantas horas.

Lo había olvidado por completo. Hace semanas que me ha comentado sobre eso y no lo recordaba por estar perdida en mis asuntos. 

—Eso es genial, ya era hora después de todo este tiempo —hablé con emoción. Había comentado que no me sentía cansada, pero trotar y hablar al mismo tiempo no es una buena combinación.

Observamos a donde se encuentra el profesor y notamos que estaba entretenido hablando con la profesora de literatura. Aprovechamos que no prestaba atención a los alumnos y escapamos a las gradas. 

—Claro que te acompañaré —aseguré. 

—De acuerdo. Pero ¿estás segura que no ocurre algo malo? —cuestiona mientras tomamos asiento.