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𝒄 𝒂 𝒑 𝒊 𝒕 𝒖 𝒍 𝒐  𝒅 𝒊 𝒇 𝒊 𝒄 𝒊 𝒍  𝒇 𝒂 𝒗 𝒐 𝒓  𝒅 𝒆  𝒕 𝒐 𝒎 a 𝒓 𝒍 𝒐  𝒄 𝒐 𝒏  𝒅 𝒊 𝒔 𝒄 𝒓 𝒆 𝒄 𝒊 Ó𝒏

Algunos problemas no nacen contigo, algunos problemas simplemente son el resultado de las cosas malas que suceden a tu alrededor y dejan secuelas poco agradables. Liam Dunbar un pequeño de cinco años cuya consciencia comenzaba a desarrollarse golpeaba su cabeza suavemente contra la pared del closet escuchando los gritos de su enfurecido padre y el llanto doloroso de su madre que dejaba un sentimiento de impotencia frustración y pena muy en lo profundo de el mismo, ese comportamiento tan raro en un niño tan pequeño... quien diría que lo había aprendido en pocos meses

-- ¿Donde está ese pequeño parásito? -- La voz del hombre se volvió muy dulce, de pronto su forma de preguntar parecia que estaba tranquilo pero eso significaba que estaba aparentemente alcoholizado; mientras daba tumbos buscando los posibles sitios donde Liam podría encontrarse. Los golpes se detuvieron para no dar una fuente de ruido que pudiera atraer al monstruo a donde estaba. -- Liam... papá tiene algo para ti... -- Esa voz tenebrosa, una sensación tan agresiva recorría su cuerpo haciéndolo sentir desarmado, abrazó sus piernas dentro del closet, cerró los ojos y contó hasta diez cuando escuchó el primer golpe seco que caía sobre la piel de su madre otra vez solo porque intentaba hacerlo entrar en razón. Ojos cerrados y pensamientos felices no eres hijo de un monstruo no haces ruido cuando juegas a las escondidas... su respiración se había agitado, había comenzado a llorar cuando la puerta del closet había comenzado un forcejeo para mantenerse bien cerrada y luego cedió. -- ¿Cuantas veces tengo que decirte que cada vez que te llamo debes salir en seguida? -- La mirada turbia de aquel hombre, la mirada tan oscura y tan sucia que simplemente le hacían sentir ganas de vomitar a aquel cachorro. No pudo responder, las lágrimas caían pero no podía hablar debido al nudo de su garganta. -- RESPONDE -- Gritó aquel sujeto carente de emoción cuando el primer golpe cayó cerca suyo gracias a la pared, luego su pequeña mano fue tomada con brusquedad y aquel hombre lo jaló con tanta fuerza que su hombro fue dislocado, entre el nudo y el grito que no pudo salir debido al terror Liam llegó a sentir que podría romperse su garganta. Y luego la paliza se dio y todo a su alrededor había comenzado a oscurecer luego del primer golpe en su rostro. Nunca supo como ni cuando, solo supo que había despertado bajo las fuertes manos de un hombre moreno y una mujer de cabello oscuro que lo revisaban con cautela. Tenía los incómodos vendajes, la luz de la pequeña lámpara del médico lo molestó y quiso apartarse. Se quiso levantar pero no pudo debido a que sentía su cuerpo adormecido. Fue su primer día en urgencias. Podía ver a su madre en la misma sala mirándolo con una expresión apenada.

El no lo sabria pero su mamá había dicho que llevaba ropa recien lavada y había tropezado con el al inicio de las escaleras, algo muy raro. Pero no fue la primera vez, ¿Cuánto abuso puede soportar alguien? ¿Cuanto menosprecio puede soportar una persona? Sentía frío y dolor, y no sólo por lo que sucedía en casa, en la escuela era algo similar, muchos niños lo odiaban por ser el único que se llevaba bien con las niñas otros le preguntaban como lo hacia, pero la mayoría del tiempo todos lo trataban como un bicho raro, uno que no hablaba y que pasaba desapercibido en la escuela, no usaba camisetas cortas ni pantalones cortos para que las marcas de los golpes no pudieran observarse, el padre de Liam era listo, siempre daba golpes en lugares que obviamente nadie podría ver y en una parte ayudaba que Liam nunca fuera a la piscina en verano, o a las clases de natación que la gran mayoría de sus compañeros tomaban. Sin embargo el menor de los dunbar también era muy fuerte, dedicado sus días a correr o a ejercitarse, no era una novedad que ese muchacho hubiese obtenido aún una mayor capacidad de atraer miradas solo por su facha de silencioso y el como su cuerpo se había vuelto.

Cada día una pelea más fuerte que la anterior hasta sus quince años una pelea fuerte tras otra, incluso su madre se había vuelto algo agresiva incluso con el siendo que había dejado de ocultarse y recibía el castigo junto a ella... hasta ese día cuando el castaño de ojos azules explotó por primera vez en medio de una de las tandas de golpes e insultos que su padre le daba, el temblor de sus manos, la ansiedad, solo encontró el momento y se le fue encima... quince años y ya estaba sobre su alcohólico padre quitandole el movimiento. Quizás era la adrenalina o el rencor guardado durante tanto tiempo pero sus manos se encontraban golpeando el rostro de su padre con tanta fuerza que este había perdido la consciencia tras el cuarto golpe. -- ¡NO VUELVAS A TOCARNOS! ¡NO VUELVAS AQUI! ¡VOY A MATARTE! -- La madre del joven dunbar solo podía observar la escena con impotencia, por una parte quería detener a su hijo pero por otra no quería que el se detuviera...

-- Su hijo tiene TEI -- La frase del doctor volvía a resonar en el consultorio, la madre de Liam sostenía un pañuelo en sus manos y lloraba limpiandose las lágrimas mientras Liam esperaba afuera mirando al suelo, el recuerdo del policía que lo separó de su padre al entrar y el recuerdo de el entrando a la patrulla y luego a la celda con las manos rojas, los nudillos manchados con sangre y su vista turbia hasta que los cargos fueron levantados hacia el hombre mayor. Liberado por haberse defendido, y su padre en prisión por los cargos de violencia doméstica y abuso infantil agravado. Pero al irse de sus vidas les había dejado un regalo.

-- Va a pagarte con la misma moneda -- gritaba el padre del oji-azul mientras reía a carcajadas y era arrastrado hacia el interior de los separos. -- Conmigo no pudo pero va a matarte y cuando eso suceda voy a reír como no tienes una idea, el deberia estar encerrado, el es quien necesita ayuda -- La carcajada tan aterradora, las palabras tan graves como un juicio, el miedo en la mirada de Liam y el dolor en el rostro de su madre. Habían caído en un mal patrón y habían sido dañados por un monstruo que de igual forma parecía haberles lanzado una maldición.

De eso daban exactamente tres años, Liam ya tenía dieciocho y estaba viviendo lo mismo con la diferencia de que Brett nunca estaba borracho. Su madre y su padrastro sabían que algo pasaba pero Liam no hablaba, había vuelto a ser el joven callado de respuestas cortas y tajantes. De nuevo se levantaba en silencio de la mesa durante la cena y se retiraba a su cuarto, cerraba las cortinas, encendía las luces se quitaba la camiseta y paraba frente al espejo mirándose con atención, contaba uno por uno los golpes mientras los tocaba haciendo presión para recordarse la excusa, el dolor y el porque Brett lo había golpeado. "Llegaste tarde" "Estabas mirando a otro chico" "Cuando sales conmigo debes sonreír y nunca mostrar cuanto te duele el cuerpo." Se acercaba entonces a la puerta del baño entraba. Dejaba que el agua de la ducha cayera sobre su cuerpo arrastrando el maquillaje de su rostro y volvía al espejo, un golpe en un costado de la frente que era fácil de ocultar por la posición de su cabello, otro en su pómulo, por suerte no una fractura por desgracia ocultable... Liam quería gritar por ayuda pero no podía y tenía miedo. Pero su TEI lo había salvado la vez anterior, ahora no entendía ¿porque No había pasado? ¿Tendría que esperar otros quince años antes de darse cuenta? La sola idea lo llevó al baño a vomitar como si no hubiese un mañana, estómago vacío cuerpo temblando y de nuevo las lágrimas inundando su rostro, se dio otro baño y salió a su habitación se colocó la pijama y entró a la cama. Habia puesto el seguro a la puerta como lo hacia ya desde hace unas cuantas noches pero se quedó mirando a la misma con atención como si en cualquier momento su novio fuera a entrar con el. -- Déjame dormir hoy -- Un frasco de píldoras que le ayudaban a dormir robado de la madre de su chico perdió dos de ellas esa noche y sólo así pudo dormir pero no por ello escapar de las pesadillas sin embargo se había acostumbrado a no gritar y no iba a hacer una excepción.

Sonrisa (Thiam) [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora