Ryan

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Veía a Skyler correr sobre la pista de tierra, Jayden estaba a unos metros de la carrera mirando cada detalle de su conducción y estaba seguro que creaba teorías dentro de su cabeza para averiguar si ganaría esa carrera.

La información de la persona a quien teníamos que entregar el paquete con otra caja musical, la conseguimos. Skyler logró ganar la primera carrera y solo nos faltó dirigirnos hacia allá; pero el ego de la ojiverde pareció haberse corrompido al escuchar de parte de otro corredor que solo fue suerte y que una niñita como ella no podía ganar en esa clase de lugares, así que surgió una pequeña revancha.

Sentía el frío colarse a través de mi abrigo, el invierno en Toronto no era la gran cosa según escuché de parte de Skyler, pero al estar en un lugar abierto y casi a inicios de Diciembre, había un poco de ventisca. Decidí dejar al par resolver sus propios asuntos, consideré que no iba a servir de mucho por aquí. Además, Jayden ya se encontraba al mando de Skyler por si ocurría una avería con el auto donde ella manejaba, por lo que no me necesitarían de pit.

Caminé tranquilamente a través de los árboles en dirección a donde dejamos el auto que alquilamos solo por un par de días. La luz de la luna iluminaba lo suficiente el lugar para no perderme. Noté nuestro vehículo a lo lejos y salté de alegría internamente porque iba a estar a salvo del poco frío que de todas formas no soporto.

Unos pasos, solo unos cuantos pasos me faltaban para llegar; pero reconocí la voz que se presentó detrás mío.

—Hola, hijo.

Me quedé como una estatua, no sabía qué pensar. El lugar estaba solitario, no había ni siquiera algún ebrio entre los matorrales. Sentí un pequeño escalofrío por mi espalda, pero era mi padre, él no podría hacerme daño, ¿por qué pensaba en ello siquiera?

—¿P-Padre? —Estaba notablemente sorprendido, pensaba que seguía en sus negocios desde California. No lo esperaba para nada en Toronto... En el mismo lugar que yo.

No podía estar ahí por mí, él maneja muchos negocios en diferentes ciudades y tal vez solo pasó y ya. No estaba ahí porque hice algo mal con el favor que le estoy haciendo, ¿verdad?

—Mi muchacho, mi Dane. —Me rodeó de forma inesperada con sus brazos, dándome fuertes palmadas en la espalda, robándome el aire.

¿De quién era ese nombre? ¿Por qué no lo reconocía?

Silencio por unos momentos. No sabía qué responder.

Es mi segundo nombre, claro, era eso. Estoy tan acostumbrado a que cierta chica solo me llame Ryan cuando estamos solos, y no sé por qué tuve la idea de que estaba en ese momento con ella.

—Padre, ¿qué haces aquí?

—¿No puedo tener un pequeño viaje de negocios? —Su ceño se frunció.

—S-Sí, claro que puedes, padre. —Un pequeño sudor me recorrió la espalda—. E-Es solo que...

—¿Ahora no puedo estar con mi hijo?

—Por supuesto, pero...

—¿Pero? —Retrocedí por instinto cuando vi que se acercó, alcé la cabeza para mirarlo fijamente a los ojos. Su mirada penetrante sobre mí hizo que me estremeciera, no me gusta que me mire de esa forma... Me hace sentir una decepción.

—S-Solo... —Retorcí mis dedos detrás de mi espalda—. No pensé que... estarías justo en el mismo lugar que yo.

Pareció ignorar mi respuesta, sacó de uno de sus bolsillos un cigarrillo junto a un encendedor. Esperé obedientemente su respuesta. Un par de caladas después, decidió hablar:

La Curiosidad Mató a SummerWhere stories live. Discover now