La Curiosidad Mató a Summer

Capítulo 2

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Me levanto de la improvisada cama que prácticamente son unas mantas en el piso, tengo un terrible dolor de espalda.

Dirijo mi mirada a la maleta, tengo que alistarme para ir a clases. No sé dónde están mis cosas de la preparatoria de Boston. Cojo una muda de ropa y mis útiles de aseo, suerte que mi habitación tiene baño; Fallon no corrió la misma suerte al escoger su cuarto.

Al terminar, bajo las escaleras y busco a mis padres. Ya se encuentran ubicados algunos muebles en la casa, por lo que puedo reconocer cada habitación. Entro a un cuarto que es la cocina, papá y mamá están ahí con mi hermano. Ethan al ver que he ingresado al lugar me entrega un cuenco con cereales.

—Es lo único posible que se puede comer ahora, —Se sienta en la isla de la cocina—. ni si quiera hay leche. Confórmate con el desayuno.

—¿Una cuchara?

—Tendrás que comer con la mano, no podemos encontrar los cubiertos en el camión de mudanzas.

—¿Papá, cuándo crees que todos los muebles estén en su lugar? —inquiero, tomo un puñado de cereales en mi mano y lo dirijo a mi boca.

—No lo sé cariño, pero no quiero que ustedes sigan durmiendo en el piso. —Se ubica al lado de mi madre, que está muy concentrada en tomarse un vaso con agua; pone una mano en su cabeza—. Tu madre y yo vamos a encontrar a personas que puedan ayudarnos a mover las cosas.

—¿Que tú y yo qué?

—Nada.

Cuando termino mi gran desayuno, Fallon entra a la cocina con una libreta en sus manos.

—Buenos días y miren —señala el objeto—. Encontré esto en una caja que está en la sala, ¡tiene lindas mariposas en la tapa! Podré tomar apuntes, sólo necesito un bolígrafo.

—Suerte con eso hija. —Le da el mismo desayuno y explicación que a mí—. Come rápido que las acompañaré a la escuela.

—Genial, nuestro padre nos acompañará al primer día de clases. —Papá entrecierra sus ojos hacia ella—. Te quiero, pero podemos ir solas. Quiero estrenar mi auto en California. ¿Sabes si ya está aquí?

—Lo siento, Fallon, pero la empresa que debería estar transportándolo aún no me ha llamado.

Mis hermanos y yo intercambiamos un par de palabras con mamá, que ha estado más callada de lo normal. Pregunta sobre las ojeras de Fallon (que no había notado), y esta le explica sobre que no pudo dormir. No la culpo, ¿quién puede dormir bien en un piso? Yo tuve dificultades, pero pude encontrar una posición cómoda. Espero que mi cama ya este lista en el menor tiempo posible.

Cuando estamos listas, salimos de casa. Lo primero que se ve es un pequeño parque con pocos juegos para niños, apenas se ven unos columpios y un tobogán. Papá dice que después de este se encuentran dos grandes autopistas y luego la escuela en sí, pero no a la entrada. No es recomendable seguir ese camino, se encuentra un muro mediano que separa ambos lugares.

Volteamos a la derecha, luego a la izquierda, de frente y después me pierdo. Tendré que acostumbrarme a la ciudad, también al clima. Ojalá hubiera escogido otra ropa, es muy temprano pero hace calor.

Cuando estamos en la entrada, una chica de tez morena clara se nos acerca y habla con nuestro padre, no le presto atención.

Hay pocos estudiantes ingresando, ¿quién llega cuarenta y cinco minutos antes?

Alguien toca mi hombro, llamando mi atención. Es mi padre.

—Chicas, ella es Grace Kayser —señala a la de ojos color avellana—. El director le pidió que les mostrara la escuela y les ayudara con las clases en que están retrasadas.