Capítulo 35

48 5 24
                                    

≪❈Y caímos en el agujero del conejo❈≫

╔══════🎄・°・🎄══════╗

Indiqué a los chicos a través de una seña que se quedaran en su lugar mientras iba a investigar. Hicieron amago de evitar que suba, pero al final, obedecieron sin rechistar.

Trato de no ocasionar el mínimo ruido posible al subir las escaleras, así que todo lo hago en puntillas, e incluso ralentizo mi respirar porque siento que lo que sea que esté allí puede escucharla.

Al llegar al pasillo, mi cabeza trae muchos recuerdos de mi niñez. Yo corriendo de aquí para allá jugando con unos peluches; viendo la lluvia correr por las, ahora, cortinas cerradas; creo que en una esquina me raspé la rodilla, aún tengo una leve marca... No es momento de recordar.

Miro de izquierda a derecha tratando de encontrar algo fuera de lugar, todo parece estar en orden, al menos, la maceta que dejamos en medio del pasillo sigue igual. Agudizo mis oídos para encontrar el misterioso sonido, porque de un momento a otro, se ha detenido, como si supiera que he llegado.

¿El baño? ¿Mi habitación? ¿La habitación de mis hermanos? ¿La de mis padres? ¿O la descanso? ¿Dónde buscar primero?

Un sonido. Un pequeño golpe. Algo diminuto. Fue como chocar la madera contra tus nudillos. Pude distinguirlo rápidamente y proviene de la habitación de descanso.

Saldré corriendo de aquí si en realidad resulta ser un gran insecto o incluso una rata, pero vale la pena investigar si es otra cosa. No lo sé, un ladrón tal vez.

Evito que mis zapatillas ocasionen ruido, por lo que doy largos pasos delicados hacia esa habitación que también tiene lindos recuerdos. Ahí mayormente estaban todos los juguetes posibles cuando éramos niños. Desde la innumerable cantidad de muñecas de Fallon, hasta los millones de autos a control remoto de Ethan. Cuando crecimos, solo se agregaron algunas consolas que de vez en cuando jugábamos con ellas.

Me poso frente a la puerta, preparándome mentalmente para lo que sea que esté detrás.

Si es un roedor, solo es cuestión de espantarlo, pero no por mi parte.

No lo pienso dos veces, tomo la perilla y la giro.

Mis ojos se posan en la mesa donde de vez en cuando jugábamos a las cartas en familia, ahora no hay nada más que paquetes y paquetes de distintos tamaños que parecen estar envueltos en plástico con una sustancia blanca en su interior, bolsas llenas de que por lo que observo son pastillas y algunas jeringas acompañados de envases con una sustancia desconocida, y en la mesa, sin ningún tipo de protección como los anteriores objetos, lo que a mi parecer son plantas, es más como el césped, pero triturado.

Y, delante mío, dos personas, que nunca jamás se me hubieran cruzado por la cabeza para que se encuentren aquí, donde yo, con todo... esto.

—Ethan... —Mis ojos se fijan en su acompañante—. Evan.

Mi hermano, quien supuestamente ha estado ocupado en la universidad, está aquí, en Boston, en esta casa donde supuestamente vendríamos en familia algún día. ¿Qué hace aquí?

Mis ojos vuelven a fijarse en la mesa, y, pasé dos detalles importantes por la conmoción.

La gran cantidad de billetes y el olor particular en el aire.

—Summer... —Ethan trata de acercarse a mí pero me aparto lo más rápido que puedo.

No tengo palabras, porque es más que obvio lo que hacen.

La Curiosidad Mató a SummerWhere stories live. Discover now