Capítulo 3

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Me retracto al decir que ya quiero irme a casa, ¡es la hora del almuerzo! Como cualquier persona normal, tengo hambre.

Sigo a Grace al edificio que ella llama "un sueño hecho realidad", es decir, la cafetería.

Cuando entramos, veo muchos estudiantes, incluso profesores, hablando entre sí y comiendo lo que les ofrece este lugar.

—Perdón de nuevo, pero tu hermana aún no sale de su clase —dice mi acompañante—. Puedes ir tomando asiento en alguna mesa, también las hay afuera. Ahora vuelvo.

Dicho y hecho, me deja aquí.

Escojo una mesa un poco alejada, se encuentra en la esquina. La mayoría aquí están ocupadas, así que es mi primera opción.

Esperaré a Grace para ver cómo funciona la cafetería, no es como si en mi anterior preparatoria no hubiera una, sólo pocas cosas pueden cambiar. Espero algo sea gratis, no llevo dinero.

Espero y espero, veo a mi alrededor. Una simpática rubia jugando ajedrez con un lindo chico de lentes, con espectadores a unos cuantos profesores; un chico de rizos perteneciente al equipo de fútbol (lo digo por la chaqueta) dando amor a un simpático ojiazul más bajo que él, y, por último, una pelirroja de rizos incontrolables abrazando por la cintura a un chico moreno que se encuentra elaborando una trenza francesa a una pelinegra un poco rellenita.

Un golpe fuerte se presenta a mi lado, es Skyler que azotó con fuerza su bandeja de comida.

Llamamos la atención de la mayoría de los estudiantes, bueno, ella llama la atención. La miran confundidos y con un poco de temor.

Cleveland, que se mantenía con la mirada en su comida, alza la vista haciendo que todos dejen de fijarse en ella y seguir con sus cosas.

¿Tanto miedo le tienen? Es decir, parece inofensiva. Excepto por esa mirada que parece darle a todos.

—¿Qué haces aquí? —interrogo.

—Es la cafetería, creo que es más que obvio.

—No aquí, sino... aquí. —Trato de explicarme señalando la mesa.

—Puedo sentarme donde quiera, este es mi favorito. —Come lo que está en su bandeja sin dirigirme una mirada.

Ella es extraña, demasiado.

Sigo y sigo esperando a mi guía, pero no llega. Me muero de hambre.

Veo cómo mi nueva acompañante desliza su bandeja hasta que llega a mí. Una ensalada de frutas cubierta de yogurt y cereal se presenta frente a mis ojos y siento cómo mi estómago gruñe.

Miro a la ojiverde pidiéndole permiso para comer el contenido, pero se mantiene con la mirada en su celular. Sin ninguna oposición, agarro la cuchara y empiezo a engullir la deliciosa comida. Mi estómago me lo agradece.

Observo una cabellera de un rojo intenso (muy intenso) dirigiéndose a donde estamos. Lleva un lindo vestido morado apretado hasta la cintura y suelto hasta un poco más arriba de las rodillas. Acomoda su mochila morada con rayas negras.

Me imagino una cebra con los mismos colores. Río en mi interior. ¿Podría ser posible que existiera algo así? Realmente no lo sé, pero seria genial si hubiera algo parecido. Hay delfines rosados, ¿es lo mismo, no?

Oh, la chica pelirroja me está hablando.

—Umm, disculpa, no te escuché. ¿Qué decía?

—Skyler compartió tu comida contigo, lo vi desde lejos —contesta—. Es una sorpresa verte almorzar con alguien, rubia.

La Curiosidad Mató a SummerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora